Moción: vivir en sociedad

Personas en una estación de trenes

Vivir en sociedad implica sacrificar parte de nuestra libertad, debido a los acuerdos sociales que construimos para poder convivir. Las normas de tránsito limitan nuestra forma de circular, para que todos podamos transitar. Las leyes crear un marco de acción para que todos podamos disfrutar de los mismos derechos, mientras cumplamos con nuestros deberes. Y así, todo acuerdo social significa sacrificar algo para ganar la posibilidad de vivir en sociedad, de forma segura y feliz.

Desafortunadamente, veo con frecuencia que nos olvidamos de este principio básico de sacrificio por concentramos únicamente en lo que nos conviene como individuos, más no como sociedad. Y eso que la vida me ha dado la flexibilidad mental de ser más tolerante.

Por ejemplo, años atrás mis creencias dictaban que las normas deberían cumplirse a cabalidad, en todos los casos, sin importar nada más. Ahora mis creencias dictan que las normas deben cumplirse siempre que su no cumplimiento afecte a otros seres humanos, pues eso implica vivir en sociedad. Es decir, antes pensaba que pasarse un semáforo en rojo siempre era “malo”. Ahora considero que pasarse un semáforo en rojo, a las 2:00am, cuando se ha verificado que nadie viene en ninguna dirección, no es tan “malo” pues si bien es una violación a la norma, creada para vivir en sociedad, si esta no afecta a nadie más, entonces su cumplimiento no se vuelve una obligación social.

Sin embargo, y pese a esta flexibilidad mental, todos los días observo como todos tomamos la decisión de no cumplir con algunas normas sociales, aún afectando a los demás, sólo por beneficio personal. Ejemplos como parquearse indebidamente y generar mayor congestión, no usar tapabocas en espacios cerrados públicos, botar basura en la calle o discriminar a otros por alguna diferencia, son casos diarios en donde se evidencia que no hemos aprendido completamente a vivir en sociedad.

Por lo tanto, los invito a todos a estar más dispuestos a sacrificar nuestra libertad por el bien común. A restringirnos un poco para ganar como sociedad. A pensar siempre primero en los demás, antes que en nosotros mismos, especialmente cuando vayamos a tomar decisiones que sean contrarias a las normas sociales. Solo así creo aprenderemos a vivir en sociedad.

Espero te haya gustado la moción y te invito a compartir esos sacrificios que no haces o que notas que otros no hacen, para poder vivir mejor en sociedad.


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*Imagen de Skitterphoto en Pexels.

Moción: ¿Vacunarse o no vacunarse? Esa no es la cuestión

Vacuna Covid-19

La decisión de vacunarse, o no, definitivamente es una decisión personal. Sin embargo, la determinación que tomen las personas tiene repercusiones a nivel social. Por lo tanto, creo que la cuestión no debe ser sobre la decisión personal de vacunarse sino sobre los consensos sociales que elaboremos para poder convivir todos, respetando los derechos de los demás.

Para mi, es similar al tema del cigarrillo. Fumar o no fumar es una decisión personal, sin embargo como sociedad hemos acordado que no puede hacerse en lugares públicos cerrados, de tal forma que no se viole el derecho a decidir, pero se respete el derecho al aire puro de los demás. En este sentido, si las personas quieren fumar en su hogar y afectar su salud y la de los suyos, es su decisión. No obstante, no pueden deteriorar la salud de los demás fumando en ascensores, restaurantes, vehículos públicos, etc.

Con base en este ejemplo, considero que no sería necesario obligar a las personas a vacunarse, sino que necesitamos construir acuerdos en donde todos nos sintamos bien y tranquilos. Por lo tanto, las personas que no deseen vacunarse no deberían poder trabajar o asistir a reuniones en espacios cerrados sin el respectivo uso del tapabocas. Podrían hacerlo en sus hogares, en espacios abiertos y distanciados, o con el tapabocas siempre puesto, con el objetivo de evitar el contagio y propagarlo.

Por consiguiente, en la medida en que las restricciones se levanten, en que tratemos de volver a una falsa normalidad, debemos construir acuerdos sociales, basados en la evidencia científica, para determinar qué tipo de comportamientos deben restringirse o promocionarse para que las personas que no desean vacunarse puedan vivir con esa decisión sin afectar a los demás, y que los que ya se vacunaron, y los que desean hacerlo, puedan disfrutar de las ventajas de tener un riesgo reducido de enfermarse.

De la misma forma, no se trata de criticar o acusar a los demás por pensar diferente. No es que la contraparte sean bruta o ignorante, sencillamente tienen creencias distintas que hay que respetar, pero que debemos poder llegar a unos acuerdos que nos permitan vivir en sociedad.

Yo creo que la ciencia, creo en la humanidad y por eso estoy vacunado para ayudar a mitigar la pandemia. Pero entiendo los miedos, aunque no los comparto, de las personas que deciden no vacunarse. Lo importante, reitero, es que sean conscientes del impacto social de su decisión y acepten las decisiones que se tomen a nivel local o mundial sobre las restricciones necesarias para que todos podamos vivir en sociedad, protegiéndonos los unos a los otros.

Imagen de hakan german en Pixabay.


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Moción: ¿Son, o deberían ser, adaptables las leyes?

Probablemente nuestro instinto nos lleve a considerar que las leyes no son, ni deberían ser, adaptables pues la ley es la ley y debería aplicarse de la misma forma para todo el mundo. Sin embargo, si bien este pareciese ser el espíritu de las leyes o normas, la realidad es que todos nosotros tendemos a buscar la forma de adaptarlas a nuestra realidad, mediante la interpretación.

Por ejemplo, creo que no hay una unidad residencial con piscina que considere apropiada la ley que exige tener un salvavidas los fines de semana, excepto que la piscina sea gigante, muy profunda y vivan cientos de niños. En la gran mayoría de los casos, las piscinas son relativamente pequeñas, poco profundas y no tienen una alta tasa de concurrencia de menores sin el cuidado de sus padres. Por lo tanto, tener un salvavidas parece un gasto innecesario, pero la ley lo exige. Entonces… ¿Todas las unidades residenciales con piscina lo tienen? Claro que no. Y frente a esto cada administrador(a) esgrimirá sus argumentos justificando su decisión, pese a que la ley es la ley.

Otro ejemplo muy frecuente lo vemos ahora en pandemia, con los diferentes decretos que emite el gobierno o los alcaldes. Frente a ellos, siempre quedan miles de preguntas sin responder y cada uno de nosotros interpreta los decretos a su favor. Muchos pensamos que nos estamos cuidando, que son innecesarios, que mientras nos cuidemos no necesitamos llegar a esos extremos, razón por la cual aún en toque de queda, inventamos cualquier excusa para salir. No obstante, criticamos a los que hacen exactamente lo mismo, interpretar la norma, pero cuyo resultado difiere del nuestro. Y es ahí donde decimos… “no aprenden”, “no entienden” o “son unos brutos”, pero siempre mirando hacia afuera, nunca hacia nosotros mismos.

Y desafortunadamente, lo que pasa con estos dos ejemplos, es lo que pasa con todas las leyes y normas. Cuando las interpretamos a nuestro favor, no decimos nada ni criticamos, pero cuando otras personas interpretan diferente y hacen algo que no nos parece, ahí si criticamos y pensamos que la ley es la ley y que todos debemos cumplirla. Parece que tenemos un doble rasero, flexible para nosotros e inamovible para los demás.

¿Qué debemos hacer entonces? Como siempre, no tengo la respuesta, sencillamente es una invitación a ser coherentes con nuestras creencias. Si crees que las leyes y normas son objetivas y deben seguirse, entonces no busques una interpretación que te favorezca y respétalas. Por el contrario, si crees que puedes adaptarlas mientras cumplas con el “espíritu” de la norma, entonces no critiques cuando otras personas hacen lo mismo, pues también la están interpretando a su criterio.

¿Cuál es tu posición? y ¿actúas coherentemente según esa posición?. Déjame saber tus opiniones.


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Moción: ¿La voluntad lo puede todo?

Nuestro cuerpo es una máquina perfecta que nos permite alcanzar todos nuestros objetivos y metas, siempre y cuando opere adecuadamente. Especialmente nuestro cerebro, el procesador de nuestra realidad, es vital que esté en óptimas condiciones para hacer realidad nuestros pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, debemos buscar siempre que nuestro cuerpo esté en las mejores condiciones posibles y comprender que no todas las personas pueden alcanzar niveles óptimos por voluntad.

Muchas veces escuchamos decir que “creer es poder” o que “la fe mueve montañas” o que “todo es posible si realmente lo deseas”. Yo, precisamente, soy una de las personas que creen en estas ideas y que buscan que nos liberemos de nuestras creencias negativas y limitantes gracias al poder de nuestra voluntad. Sin embargo, también tengo que reconocer que cuando nuestro cuerpo no está al 100%, ejercer el poder de la voluntad yo no depende enteramente de nosotros.

Personas con demencia senil, alzheimer, síndrome de down, autismo o cualquier otra enfermedad que afecte de alguna forma el cerebro, no operan en la misma frecuencia que los demás y el alcance de su voluntad tiene límites. Por mucho que quiera que mi padre, por ejemplo, recuerde algo, su cerebro ya no se lo permite.

De la misma forma, personas con desequilibrios hormonales o químicos, que producen depresión, obesidad, trastornos psicológicos u otros efectos en el cuerpo, no pueden controlar únicamente con voluntad lo que sucede con ellos. Y nosotros no podemos sencillamente pensar que deben querer ser más alegres o dejar de comer inadecuadamente, por ejemplo.

Pensemos que nuestro cuerpo es nuestro vehículo. Mientras esté en optimas condiciones puede llevarnos a donde queramos, pero si está pinchado, descompuesto, desbalanceado, sin frenos o con otra falla mecánica, su alcance será más limitado y no podemos forzarlo al máximo o se afectará aún más. En estos casos, hay que pedir ayuda y llevar el vehículo al mecánico.

Lo mismo creo que pasa con nosotros, en ciertos casos, la voluntad nos lleva hasta cierto punto pero necesitamos ayuda adicional para balancear nuestro cuerpo, para ponerlo en el estado más óptimo posible, de tal forma que de ahí en adelante podamos seguir avanzando con nuestra voluntad.

Por lo tanto, cree que todo es posible pero acepta con humildad que no siempre depende de ti o de los demás, y que buscar ayuda es necesario en ciertos casos, por lo cual, no juzgues a los demás, sólo por creer que no tienen la voluntad para cambiar.

¿Estás de acuerdo conmigo?

Finalmente, te invito a ver la película “Loco por ella”, disponible en Netflix, que aborda un poco este tema.


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Moción: ¿Preguntar o responder?

Un antiguo proverbio suele expresar que si le damos un pez a un ser humano, este tendrá para comer un día, pero que si le enseñamos a pescar, podrá alimentarse el resto de su vida. Parecería entonces que el proverbio nos invita a darle más prioridad al proceso y al método, en vez de priorizar el resultado, el final. No obstante, por mi experiencia académica, siento que el sistema educativo está más orientado a priorizar el resultado por encima del método.

Desde niños, nos enseñan a dar la respuesta correcta en vez de enseñarnos a hacer las preguntas correctas, que nos llevarán a entender el método, el proceso o el contexto por el cual se llegan a ciertos resultados. Prima saber cuanto es 2 + 2, la fecha de la conquista de América, los elementos que componen el agua, dónde caerá un proyectil o el nombre de los presidentes en vez de aprender lo que hay detrás de esos datos, de esas respuestas y de esas “verdades”.

Ese modelo de educación, creo yo, nos mal enseñó que hay verdades absolutas, que hay respuestas correctas para todo y que el sinónimo de inteligencia es conocer todas las respuestas. Por lo tanto, al crecer seguimos tratando de adquirir todas las respuestas, porque pensamos que es sinónimo de adquirir conocimiento.

No obstante, cuando la respuesta falla, nos quedamos en blanco porque no fuimos educados para primar las preguntas, el proceso y el contexto. Sentimos que si nuestra respuesta no es correcta, hay algo mal en el mundo. Nuestra falsa realidad objetiva se derrumba, haciéndonos sentir mal.  

Por el contrario, si nos hubiesen enseñado que más allá de la respuesta, lo importante era aprender a hacer preguntas, a entender el contexto y comprender el método, entonces entenderíamos actualmente que no hay verdades absolutas, que las respuestas son el resultado de un consenso o de una mayoría, más no una realidad objetiva.

Por lo tanto, volviendo al proverbio, podríamos decir que si le enseñamos a un humano una respuesta, tendrá un conocimiento hoy, pero si le enseñamos a preguntar tendrá la capacidad para producir conocimiento el resto de su vida. No busquemos respuestas absolutas ni creamos que hay una sola respuesta correcta, por el contrario desarrollemos la habilidad de hacer las preguntas adecuadas para comprender nuestra realidad y la de los demás.

¿Qué piensas tú? ¿Preguntas o respuestas? ¿Qué es más útil?


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Moción: ¿superación personal?

Después del lanzamiento de mi segundo libro, “Cuando la humanidad creó a los dioses”, les pregunté si había temas sobre los que les gustaría que hablara en mis mociones y un amigo me recomendó este tema, así que hoy quiero invitarnos a reflexionar sobre la superación personal.

Lo primero es que sin duda es un tema muy popular en la literatura y en internet. Una búsqueda rápida en google nos arroja casi 25 millones de resultados relacionados con superación personal. Y por eso creo que todos nos hemos cruzado alguna vez con alguna publicidad que nos invita a comprar un libro, ha seguir una rutina de ejercicio, a hacer una dieta, a contratar un coach o a seguir los 5, 7 o 10 simples pasos para lograr la superación personal.

Todo este tipo de material parecería indicar que existe una fórmula mágica para la superación personal, lo cual no creo que exista, como lo comenté en mi moción “No hay respuestas técnicas para los problemas humanos”, porque eso implicaría creer que existe una verdad absoluta, que hay un definición real de lo que significa ser humanos y sobre las metas que debemos alcanzar. Aceptar esto significa que sólo podemos alcanzar la felicidad o sentirnos realizados de una forma y que todos debemos comportarnos de la misma manera.

Adicionalmente, si analizamos el término, creo que el enfoque está totalmente equivocado. Superar siempre hace referencia a otra cosa, persona o límite a sobrepasar, por lo tanto, la superación personal nos estaría indicando que hay algo que debe ser superado, en este caso tu mismo, tu personalidad o tu ser. Debes superar tus limites, debes sobrepasar a los demás, debes ser más y/o debes ser mejor. Pero todo esto nace de una comparación, cuyo mensaje central es que “tu no eres suficiente” y que por eso debes superarte.

Obviamente creo que es un mensaje nocivo, porque creo que todos somos suficientes y perfectos a nuestro modo. Claro, uno puede querer cambiar algo de si mismo, pero eso no te va a hacer mejor o no significa que te estés superando, sólo traduce que ahora eres diferente y que no eres como eras antes. La transformación personal no debería verse como una superación, porque no deberíamos compararnos nunca con algo más, especialmente si es algo externo, porque lo que hoy consideramos “mejor” puede ser “peor” mañana.

Piensa en una mariposa, por ejemplo. La mariposa no piensa que se superó a si misma, que dejó de ser gusano para ser mariposa, sencillamente se transformó. Antes era gusano y ahora es mariposa, ambos estados son necesarios y no hay uno mejor que otro, sencillamente son.

La realidad es subjetiva, no hay verdades absolutas o eternas, por lo tanto no trates de superarte o ser como alguien más, sólo trata de aceptarte y ser feliz como eres, y si no lo eres, cambia, pero nunca sintiendo que te estás “superando”, sencillamente aceptando que estás transformándote para lograr ser más feliz, lo cual no implica ninguna superación.

Y claro, si necesitas ayuda para aceptarte y ser feliz, busca ayuda, ya sea un psicólogo, un psiquiatra, un coach o un amigo, no para que te ayuden a superarte sino para que te ayuden a que tu mismo encuentres tu propia felicidad.

Por lo tanto… ¿superación personal? no lo creo. Deberíamos mejor hacer referencia a “aceptación personal” o “transformación personal”. ¿Qué piensas tú? ¿Aún quieres superarte personalmente?


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Moción: ¡todo es un milagro!

Gracias a Albert Einstein se suele decir que “existen dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro”. Independientemente del contexto o la intención de la frase, que siendo honesto desconozco, quiero hacer esta moción para reflexionar sobre mi interpretación.

Creo que muchas personas interpretan la frase como una división entre las personas religiosas y las personas de ciencia. O crees en una divinidad y consideras que todo es un milagro, o crees en la ciencia y consideras que todo tiene una explicación científica, razón por la cual ya no es un milagro sino que es una consecuencia lógica.

No obstante, creo que esa interpretación está dada por el significado que le atribuimos al término milagro. Para la gran mayoría, un milagro es un suceso extraordinario y maravilloso que no puede explicarse por las leyes naturales o científicas y que se atribuye a una intervención divina. Sin embargo, creo que podría considerarse también como milagro todo suceso que parece improbable, impensable o incluso ilógico pero que sucede a pesar de todo.

Frente a este segundo posible uso del término milagro, yo considero que si bien casi todo hoy en día lo podemos explicar mediante la ciencia, no deja de ser un milagro. Así conozcamos cómo funcionan las cosas, así sepamos las causas, leyes, componentes o circunstancias generales que hacen que un suceso suceda, no deja de ser un milagro porque no vivimos en un laboratorio perfecto donde se pueden aislar todos los elementos sino que existimos en un mundo en donde todo interactua con todo, haciendo que prácticamente todo sea improbable, impensable y un poco ilógico de suceder, pero sin embargo sucede.

Independientemente de si creemos que es producto de la divinidad o si conocemos la explicación científica, en hecho de que exista un planeta habitable, con las condiciones justas para crear un ecosistema tan variado como el nuestro, que no haya sido destruido o alterado por infinidad de causas posibles, es un milagro divino o estadístico.

El solo hecho de estar vivos es un milagro, considerando los infinitos riesgos que corremos todos los días. Virus, bacterias, accidentes, fenómenos de la naturaleza y millones de otras cosas pueden pasarnos todos los días. Por lo tanto, la vida pese a lo improbable, se abre camino todos los días. Si esto no es un milagro, no se cómo lo podríamos describir.

Por lo tanto, independientemente de si crees en una divinidad o crees en la ciencia, te invito a ver el mundo considerando que todo es un milagro. Valora la ínfima probabilidad estadística que originó tu vida, disfrútala al máximo y valora cada segundo porque no importa qué tanto conozcamos o nos preparemos, mañana puede pasar algo y el milagro finalizará.


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Moción: ¿malo conocido o bueno por conocer?

Creo que todos hemos escuchado o incluso manifestado alguna vez que es mejor “malo conocido que bueno por conocer” cuando consideramos algún cambio en nuestras vidas, lo cual es normal si tenemos en cuenta que lo desconocido normalmente nos produce terror. Sin embargo, este miedo suele limitar nuestras experiencias y obligarnos a conformarnos con menos. La idea de esta moción es que dejemos a un lado el miedo para no conformarnos con nuestras vidas e impulsarnos a buscar lo que realmente nos hace felices.

Ya sea una mala pareja, un inadecuado trabajo, un político corrupto o cualquier persona o situación que sea nociva para nosotros, ya sea porque nos produce malestar físico o emocional, o sencillamente porque no nos llena, no nos hace sentir plenos y/o satisfechos, debe ser dejada a un lado de inmediato.

Probablemente no encontremos algo bueno o mejor de inmediato, pero sin lugar a dudas dejaremos de sufrir instantáneamente por esa causa. Estadísticamente hablando y en términos absolutos, un cambio sólo puede traernos tres (3) posibles resultados: el cambio es favorable, desfavorable o neutro.  Esto significa que cada resultado tiene una posibilidad de suceder del 33%, aproximadamente. Sin embargo, no tomar una decisión de cambio nos da un resultado certificado al 100% de que todo seguirá igual y nada mejorará.

Por lo tanto, puede que las siguientes parejas, trabajos, políticos o demás situaciones de cambio resulten peores o iguales, en cuyo caso sencillamente debemos seguir dejándolas a un lado para continuar buscando nuestra verdadera felicidad. Eventualmente encontraremos a alguien o a algo que sea mejor, que nos haga sentir más felices, plenos y/o satisfechos.  Es más, entre más experiencias tenemos, más conscientes nos volvemos de nosotros mismos, de lo que nos gusta, de lo que nos hace felices y de nuestro propósito, lo que incrementa nuestras posibilidades de encontrar algo mejor porque cada vez nuestra búsqueda será más específica y selectiva.

Ahora bien, no se trata de cambiar parejas, trabajos o proyectos a la primera dificultad. Se trata de cambiar cuando ya hemos establecido con certeza que ese algo es “malo” para nosotros. Por lo tanto, si ya tienes claro que tienes a alguien o algo en tu vida que te hace mal con certeza, déjalo de inmediato y busca alternativas que te hagan bien.  Cambia ese viejo dicho y aplica alguno de los siguientes: “mejor bueno por conocer que malo conocido”, “no te conformes” y “busca siempre tu felicidad”.

Espero esta moción les haya gustado y los motive a deshacerse de las personas y cosas que los hacen infelices y a buscar siempre su felicidad.


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Moción: cambio progresivo

Últimamente las historias y las narrativas han ganado relevancia en instancias diferentes a la literatura, la televisión y el cine, instaurándose cada vez más como elementos importantes en el ámbito profesional y personal, a través de narrativas de marca e identidad, por ejemplo. Estas narrativas, supongo que por su propio origen, tienden a contar historias de cambio o innovación de tipo disruptivo o abrupto, no obstante a través de esta moción, quisiera invitarlos a ver también el valor en la narrativa de cambio progresivo o evolutivo.

Casi siempre, como si se tratase de una receta o una fórmula, cuando nos venden historias de éxito de personas o empresas, nos ofrecen una historia con un cambio abrupto o disruptivo. Esto parecería estar diciéndonos que la única forma de tener éxito en la vida y en los negocios, es a través de la innovación disruptiva. Para dar ejemplos tenemos a Apple, Ford, Uber, Facebook, Amazon, etc., que transformaron el mercado y nuestra forma de vida. Y detrás de estas marcas, siempre está una persona que dejó la universidad, o estaba arruinado o había tocado fondo, o tuvo una situación familiar o personal que lo impulsó a tomar una decisión radical que lo llevó al éxito.

Es por todo lo anterior que creo nos hemos ido creyendo la idea de que la clave del éxito radica en lo disruptivo y por eso estamos siempre buscando la forma de “cambiar” el mundo tal y como lo conocemos, mediante una innovación inesperada, diferente y transformadora. Pensar en que todos debemos reciclar nos parece imposible y aburridor, por eso confiamos en que alguien aparezca con la forma de reutilizar mágicamente la basura. Imaginar que todos dejemos de usar artículos de un sólo uso no es atractivo, narrativamente hablando, por eso soñamos con que alguien encuentre la forma de limpiar los océanos.

No obstante, el cambio y la innovación abrupta tienen un hermano que es el cambio progresivo o evolutivo que para mi es por lo menos igualmente importante. Este cambio transforma el mundo y a las personas poco a poco, con cambios imperceptibles muchas veces, pero que cambian drásticamente nuestro destino. Uno puede volverse vegano porque lo traumatizó ver como maltrataban a los animales, o uno puede volverse vegano por decisión, incluyendo una comida vegana a la semana. Uno puede dejar de fumar de inmediato cuando le decretan cáncer de pulmón, o uno puede dejar de fumar por decisión, reduciendo el consumo un cigarrillo al día. Uno puede dejar de usar plástico porque casi se ahoga con una bolsa plástica o uno puede dejar reducir su consumo de plástico por decisión un plástico a la vez.

De esta forma, nosotros cambiamos y cambiamos al mundo todos los días, con pequeños cambios y pequeñas decisiones en nuestro proceso personal evolutivo que afectan drásticamente nuestro ser y el mundo en el que vivimos. No esperemos o busquemos siempre el cambio abrupto y valoremos más el cambio permanente, pues este último está en nuestras manos y en nuestras decisiones diarias. Recordemos que el agua rompe la roca no por su fuerza, sino por su constancia.

Te invito entonces a cambiar hoy, a tomar una decisión, por minúscula que parezca, pero que te ayude a alcanzar el éxito y la felicidad que buscas. No esperes a que algo te obligue a cambiar o no creas que sólo un cambio abrupto te permitirá alcanzar tus objetivos. Por el contrario, creo que esos casos son escasos, por eso los contamos, mientras que la mayoría de los casos exitosos pasan todos los días, nos pasan a todos, con las decisiones básicas que tomamos a diario.

Espero te haya gustado la moción y ojalá me compartas una decisión sencilla que hayas tomado que haya transformado tu vida, de forma evolutiva y constante.


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