Blog sobre mociones de la vida moderna, ética, comunicación, realidades, sostenibilidad, valores, etc. Estas mociones espero te inviten a reflexionar para hacer mejoras en tú vida y en la de todos los que te rodean.
Con frecuencia me gusta reflexionar sobre el significado u origen de algunas palabras y en esta ocasión me encontré pensando si la palabra “amable” tenía otro origen u otro significado diferente al habitual que usamos como adjetivo para expresar que una persona es afectuosa, afable, atenta, tratable, sociable, agradable, etc., y para mi sorpresa, efectivamente así es.
El sufijo “ble” que sirve para crear adjetivos, indica una posibilidad, capacidad o aptitud para recibir la acción del verbo. En este caso, una persona “ama…ble”, del verbo amar, significa que es una persona digna de ser amaba porque tiene la posibilidad, capacidad o aptitud de amar y ser amada.
Por lo tanto, las personas que no son amables, tienen una implícita posibilidad de no poder amar o ser amados. Los que viven criticando, odiando, quejándose, fijándose sólo en lo negativo y preocupados únicamente por si mismos, no son personas amables, en las dos definiciones del adjetivo.
Esto debería invitar a todos aquellos que desean encontrar el amor, a empezar siendo amables con todas las personas. Entre más amable, simpática, atenta y afectuosa sea una persona, más posibilidades, capacidades o aptitud de amar y ser amaba tendrá. Claro, igual hay que ser una persona “desea…ble”, para no caer en la “friend-zone” o “zona de amigos” por ser únicamente amable, pero es el primer paso.
Invito entonces a todos los que como yo, que no habíamos reconocido que el ser amable no es sólo ser simpático sino que también expresa que somos dignos de amar y ser amados, a que re-signifiquemos esta palabra y seamos más conscientes de su alcance.
Ahora que la Corte Constitucional tumbó la iniciativa de la cadena perpetua para violadores de menores en Colombia, me parece importante que reflexionemos sobre la cadena perpetua y la pena de muerte, que en el fondo son lo mismo porque en ambos casos el condenado es sentenciado a morir en la cárcel, ya sea de inmediato o al final de su corta o larga vida.
En ambos casos, lo que siento que hay de fondo al promover este tipo de iniciativas es el deseo de separar la población entre los “buenos” y los “malos”, lo cual me parece un pensamiento simplista. Si cometes un acto atroz, eres una mala persona y debes ser excluido de la sociedad para la tranquilidad del resto. Es decir, lo que se busca es el “bienestar” social a costa de los derechos del condenado.
En estos casos se estigmatiza a las personas como “malas” y se niega cualquier posibilidad de resocialización. Por lo tanto, si en vez de buscar cadenas perpetuas o penas de muerte nos ocupáramos más por crear un sistema penitenciario que no sólo busque castigar (separar) sino también reparar a las víctimas y promover una adecuada resocialización para que los condenados puedan volver a reintegrarse y aportar a la sociedad después de pagar sus condenas, entonces creo todos ganaríamos más.
La sociedad estaría tranquila porque las condenados pagarían sus penas mientras se resocializan para aportar a la sociedad y los condenados serían tratados con dignidad. Creo que esto es lo que hay de fondo tras la decisión de la Corte. No se trata de no castigar con severidad a los criminales, se trata de hacerlo de forma digna, dejando siempre abierta la puerta para aquellos que quieran revindicarse y puedan resocializarse. De lo contrario, permitiendo la pena de muerte o la cadena perpetua, lo que hacemos es cerrar esa puerta. Naciste malo y morirás malo, sería la consigna.
Por lo tanto, como creo que nadie es 100% bueno o 100% malo, celebro la decisión de la Corte pero sueño con un mejor sistema judicial y penitenciario que realmente permita la resocialización de los condenados en vez de servir como “universidad” para aprender nuevas técnicas para cometer nuevos y más delitos. Sólo así estaremos creando una mejor sociedad para todos, no sólo para los que no estamos en las cárceles.
¿Qué piensan ustedes? ¿Están enojados con la Corte? ¿Por qué? Espero me dejen sus comentarios al respecto.
Con frecuencia leo o escucho a personas mencionar que en Colombia no tenemos cultura, que somos incultos o que nos falta cultura, como si eso significara algo en si mismo. Lo cierto es que si la cultura es un conjunto de saberes, creencias, tradiciones y pautas de conducta de un grupo social, es imposible que nos falte o que no tengamos cultura, lo que pasa es que la cultura que tenemos no es la deseada. Por lo tanto, ¿qué tipo de cultura tenemos, cuál quisiéramos tener y cómo logramos migrar de la cultura actual a la cultura soñada?.
¿Cuál es nuestra cultura? Probablemente tendríamos muchas opiniones al respecto porque tenemos diversas culturas por regiones, género, raza, estrato social, edad y por creencias religiosas, económicas y políticas, por mencionar algunas. Por lo tanto, no es que no tengamos cultura, a lo mejor es que sentimos que no tenemos una cultura única, que nos identifique a todos.
Algunos se pueden enfocar en lo malo y pensar que tenemos una cultura narco, violenta, corrupta y de la ilegalidad. Otros pueden ver el otro lado y sentir que nuestra cultura es amabilidad, diversidad y esfuerzo. Lo cierto probablemente es que somos un poco de todo.
Entonces, ¿Cual es la cultura deseada? Porque más importante que definir nuestra cultura actual, sería poder construir un consenso de la cultura que deseamos todos como Colombianos. Por mi parte sueño con una Colombia diversa, inclusiva, respetuosa, de paz e institucional, es decir, un país en donde todas nuestras subculturas quepan, en donde respetemos los derechos de los demás como si fuesen mis propios derechos, en donde resolvamos los conflictos sin violencia y en donde la institucionalidad haga presencia en todos las ámbitos de la vida para que podamos confiar en las instituciones y en el gobierno.
Probablemente otros sueñen con otro tipo de cultura. Algunos con una cultura blanca, heterosexual, elitista, machista o urbana, y otros con una cultura popular, rural, feminista, campesina y/o indígena. Es ahí donde sufrimos los famosos choques culturales en donde una cultura intenta imponerse sobre la otra. Yo confío en que podamos precisamente crear una cultura en donde todas las culturas basadas en el respeto, puedan coexistir.
¿Cómo lograrlo? No es tarea fácil, pero creo que el diálogo y el respeto son dos principios claves para empezar a construir esta cultura soñada. Y en la medida en que tengamos mayor comprensión entre los que pensamos diferente, lograremos ir mejorando las instituciones para que nos incluyan a todos.
¿Qué piensas tú… cuál es nuestra cultura, cómo debería ser y cómo lo logramos?
Con frecuencia utilizamos conceptos cuando nos expresamos, pero olvidamos comunicar la interpretación que le damos a esos términos, razón por la cual terminan siendo vacíos y malinterpretados, lo que nos lleva a discusiones innecesarias. Por lo tanto, la invitación de esta moción es a darle contexto a nuestros conceptos y llenarlos de nuestra interpretación para que nuestra comunicación sea más efectiva.
Por ejemplo, dada la coyuntura actual, es muy común ver expresiones como: “los buenos somos más”, “nos falta cultura”, “no tenemos ética”, “paros y bloqueos pacíficos”o “es justo”, entre muchas otras que caen en vacíos de interpretación. Lo bueno, lo malo, lo justo, lo ético, la cultura y la paz, como todos los conceptos, no son universales y absolutos sino que varían según la interpretación que les damos.
Lo que es bueno, justo, pacífico, ético y representa mi cultura, puede ser diferente para otras personas. Por consiguiente, antes de emitir juicios de valor según nuestra interpretación de la realidad, usando conceptos vacíos, deberíamos buscar dialogar para llegar a consensos sobre lo que esos términos significan para todos los interlocutores. Sólo cuando eso pase, sería posible usar el concepto sin explicación, mientras tanto, es necesario que aclaremos cómo interpretamos cada término.
Tengamos siempre presente que la realidad es subjetiva y que nadie posee la “verdad absoluta” porque esa verdad no es alcanzable, pero si podemos construir la “verdad colectiva” que se alcanza cuando todos tenemos la misma interpretación, es decir, cuando llegamos a consensos.
Por lo tanto, no permitamos que la sociedad y nuestras relaciones se destruyan por el uso de conceptos vacíos. Debemos darles contexto y nuestra interpretación para que podamos construir, porque de lo contrario podemos estar hablando de lo mismo, pero usando conceptos diferentes, o podemos creer que hablamos de lo mismo, cuando la interpretación es diferente. El problema no es el concepto (creo que todos buscamos la paz, por ejemplo), el problema es la interpretación detrás de él (qué tipo de paz y cómo la logramos).
Y especialmente es importante tener en cuenta esto cuando usamos las redes sociales, pues su propia dinámica nos invita a escribir corto y a usar sólo conceptos vacíos, sin espacio a explicaciones o interpretaciones.
Por eso concluyo haciendo la invitación a usar el teléfono para llamar, o a escribir largo y a darnos el tiempo de leer extenso, o a tener reuniones, en donde podamos expresar nuestras interpretaciones detrás de los conceptos, de tal forma que podamos entendernos realmente.
Hace un tiempo escuché en una charla que los valores generacionales ya superaron los valores tradicionales, así que el objetivo de esta moción es contarles mi opinión y mis reflexiones al respecto.
Antiguamente, los humanos nacíamos al interior de una sociedad en donde los valores eran transmitidos de generación en generación, gracias a la tradición oral. Los mayores, que contaban con la experiencia de la vida, compartían sus enseñanzas a sus hijos, para que posteriormente estos hicieran lo mismo con sus propios hijos, y así sucesivamente.
Posteriormente, con la invención de la imprenta, el conocimiento y las enseñanzas ya no sólo se adquirían por tradicional oral, dentro de la sociedad en la que nacíamos, sino que se introdujo, a través de los libros, una gran cantidad de conocimiento de otras personas, culturas y sociedades. Esto sin lugar a dudas transformó las sociedades pero el inconveniente logístico (Impresión, costo, envío y almacenaje) sirvió para mantener un equilibrio entre los valores propios y los externos.
En la actualidad sin embargo, con el nacimiento del internet y de las redes sociales, el inconveniente logístico fue superado y ahora sólo necesitamos una conexión a internet para acceder a un sin fin de información del mundo entero, que están sobrepasando la forma tradicional de transmitir conocimiento, experiencias, valores y tradiciones.
Es decir, en tiempos modernos, si somos afortunados tenemos cuatro (4) abuelos, dos (2) padres y entre uno (1) y diez (10) profesores, según la cantidad de clases que veamos, encargados de educarnos y transferirnos los valores tradicionales, mientras que tenemos millones de personas que nos inundan a través de internet con otro tipo de valores.
Es por esto que estoy de acuerdo con la afirmación, porque la forma tradicional de transmitir valores se ha vuelto muy limitada mientras que la forma moderna no tiene filtro, control ni límites. Por lo tanto, ¿qué podemos esperar de las generaciones futuras?, ¿que le hagan más caso a los 20 adultos que componen su vida o a los miles o millones de contemporáneos con los que se relacionan de alguna forma en internet?
Claramente creo que estamos en desventaja y por eso creo que es necesario que pensemos y dialoguemos al respecto como sociedad, para crear un mejor equilibrio entre los valores tradicionales y los generacionales.
¿Cómo crees que podemos lograrlo?, ¿estás de acuerdo con este planteamiento? o ¿qué piensas al respecto?. Déjame saber tus comentarios.
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Con la aparición de Internet y las redes sociales a todos se nos abrió la posibilidad de crear y difundir contenido sin la necesidad de pasar por los rigores periodísticos o académicos, lo cual ha brindado muchas oportunidades de negocio, pero también ha favorecido el aumento de noticias o información falsa que circula. Por lo tanto, creo que es muy importante que reflexionemos al respecto y hagamos lo que está a nuestro alcance para detener o al menos disminuir la cantidad de noticias falsas.
Primero, hay que entender que las noticias falsas hacen referencia a información falsa, incorrecta o incompleta que puede confundir, engañar, desinformar y/o manipular a las audiencias. Algunas de estas noticias falsas se crean deliberadamente con el propósito de desinformar, engañar y manipular. Otras se crean con el propósito de hacer una sátira o crítica, que puede parecer inofensiva, pero que puede generar confusión. Y otras, como las que se basan en fotos o videos, creen que capturan toda la realidad, pero no reconocen que sólo capturan parte de ella, usualmente afectada por su punto de vista o lo que quieren capturar, por lo que el contenido si bien es “verdadero” puede no ser “correcto o completo”.
Segundo, necesitamos comprender que detrás de las noticias falsas hay personas que deliberadamente las crean, pero que también hay personas que las comparten, desconociendo que son falsas, por lo tanto no buscan engañar de forma consciente, pero terminan mal informando y extendiendo el engaño de forma inconsciente.
Por lo tanto, creo que lo que podemos y deberíamos hacer es:
Si creamos contenido tipo sátira o burla, que pueda pasar por real y tenga la capacidad de confundir, deberíamos indicar en algún lado que es una sátira, de la misma forma que ahora los influenciadores tienen que notificar cuando un comentario es publicidad paga, para evitar desinformar a la audiencia.
Si tomamos una foto o video, tratar que sea un reflejo aproximado de toda la realidad, no sólo de un momento puntual o de la realidad que quiero capturar, para evitar manipular a mi audiencia. También se puede indicar fecha, hora y lugar, para dar más claridad del momento capturado, si la foto no busca ser un resumen de lo sucedido.
Cuando recibamos información, antes de compartirla, revisemos que la fuente sea una autoridad periodística o académica.
Si desconocemos la fuente, al menos hagamos el ejercicio de confirmar la información con otra fuente reconocida, antes de compartir.
Y si no hay forma de corroborar la fuente, confirmar la información y/o sentimos que la noticia tiene algo “raro”, abstengámonos de compartirla.
Como siempre, estas son sólo algunas ideas, mis ideas, porque creo que entre menos información falsa circule, más atención podremos dedicar a los problemas reales. Por esto te invito a ser parte de la solución, a no crear y/o compartir noticias falsas, para que podamos enfocarnos en construir un mundo viable para todos.
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La comunicación es un proceso consciente de intercambio de información entre dos o más personas con un objetivo concreto. Sin embargo, la mayor parte del tiempo transmitimos información de forma inconsciente y sin tener claro el objetivo, debido a que todo comunica y comunicamos todo el tiempo.
Cada decisión que tomamos, consciente o inconsciente, dice algo de nosotros y proyecta una idea de quienes somos. La ropa que usas, la loción, la forma en que llevas el cabello, tu concepto del tiempo, tu relación con las normas, tu vehículo, casa, cuarto y armario, lo que comes, lo que haces y dejas de hacer, lo que dices y dejas de decir, es general, toda decisión en tu vida comunica quien eres y deja una impresión en los demás.
En algunas ocasiones somos más conscientes en lo que queremos comunicar y lograr. Cuando tenemos una cita, o una entrevista de trabajo, por ejemplo, consideramos por más tiempo la ropa a usar, el tiempo que nos tomará llegar, lo que vamos a decir y hacer, etc., porque conscientemente queremos dejar una “buena” impresión y tenemos claro el objetivo a lograr. No obstante, para las decisiones diarias, todo este proceso lo hacemos de forma inconsciente o repetitiva, dejando relucir quienes somos en realidad.
Lo importarte entonces es reflexionar si la impresión que dejamos en los demás es la que deseamos o si consideramos que damos una impresión “equivocada” de nosotros mismos. Si la impresión que dejamos es la deseada, significa que somos coherentes y que todo nuestro ser comunica quienes somos de forma coherente a nuestra audiencia. Si la impresión no es la deseada puede significar que, o no nos conocemos a profundidad como quisiéramos y por lo tanto hay una discrepancia entre lo que pensamos y hacemos, o puede que no conozcamos bien a nuestra audiencia, razón por la cual nuestros mensajes no son recibidos como esperamos.
Si el problema está en el emisor, en ti mismo, lo que necesitas hacer es ser más consciente en cada decisión que tomas y entender el porqué las tomas, comprendiendo qué deseas comunicar y el resultado esperado. Si el problema está en el receptor, porque su contexto es diferente, usa un código diferente al tuyo o tiene inconvenientes decodificando tu información, entonces debes comprender esta situación y adaptarte para que tu mensaje funcione en el contexto del receptor, usando su código, de tal forma que pueda decodificarlo como tú lo deseas.
Reconoce que si bien la comunicación es un proceso que requiere dos partes, es responsabilidad del emisor reducir cualquier posible problema para garantizar en gran medida que el intercambio de información se haga de la mejor manera y te permita alcanzar el objetivo deseado. Frases como “Es que no me entiendes” o preguntas como “¿me entendiste? deberíamos cambiarlas por “es que no me he hecho entender” o “¿me he hecho entender?, redireccionando la responsabilidad a nosotros, los emisores en vez de culpar a los receptores.
Espero te haya gustado esta moción, que hayas caído en cuenta que todo comunica y que es tú responsabilidad comunicarte apropiadamente para que el proceso comunicativo sea efectivo y logres los objetivos que te propones al comunicarte con los demás.
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Primero, he de aceptar que nunca había conscientemente reflexionado sobre qué significa ser de izquierda o derecha, políticamente hablando. Y creo no ser el único. Usamos estos términos como si fuesen absolutos y obvios para todos, desconociendo sus orígenes y sus diferentes connotaciones y aplicaciones. Hablamos y juzgamos, usando estos términos, sin realmente entenderlos o al menos entender el contexto y el significado en que las demás personas lo usan.
Si nos vamos a sus orígenes, a la revolución Francesa, los que se sentaron a la derecha del presidente de la asamblea nacional constituyente, buscaban mantener el poder absoluto del monarca, mientras que los que se sentaron a la izquierda buscaban poner la soberanía nacional por encima de la autoridad real. En ese contexto, ser de izquierda simbolizaba la búsqueda de cambios políticos y sociales, mientras que ser de derecha representaba oponerse a los cambios, deseando mantener el status quo.
Supongo debido a esto hubo un tiempo en que estos términos me parecían relativos en relación al partido en el poder. Si conservadores gobernaban, los izquierdistas debían ser los liberales que buscaban cambiar el status quo. Y cuando los liberales gobernaban, pues ahora eran la derecha y la izquierda eran los conservadores que se oponían. Siempre la realidad es relativa según desde donde se mire.
Posteriormente, el concepto se transformó y su utilización más habitual en la actualidad es que la izquierda promueve los valores sociales por encima de los valores individuales, derecha. Es decir que la izquierda busca fortalecer la sociedad y la nación, garantizando los servicios básicos y usando los impuestos que pagan los ciudadanos para beneficiar a toda la sociedad, redistribuyendo así la riqueza. Los de derecha, por su parte, lo que buscan es garantizar la iniciativa privada, interviniendo lo mínimo y favoreciendo a las empresas por ser estas las generadoras de riqueza. Por lo tanto, acá ya no hablamos de revolución vs status quo, sino de sociedad vs individuo.
Ahora bien, el problema parece presentarse entonces, cuando consideramos que necesariamente la ideología política va de la mano del sistema económico y político, lo cual no es así. Ser de pensamiento político de izquierda, socialista y revolucionario, no es igual a buscar implementar el comunismo como sistema económico y la dictadura como sistema político. De la misma forma, ser de derecha no evita caer en dictaduras o en sistemas económicos nocivos, como un capitalismo extremo.
Dicho lo anterior, y tras una reflexión profunda, he de aceptar abiertamente que soy de pensamiento político de izquierda, democrático, reformista y social. Creo que es necesario, que de forma democrática, reformemos nuestro estado y nuestra sociedad, para que el bien común prime por encima del bien individual. Pero también he de aceptar que soy de derecha, porque creo en el valor que las empresas generar en la sociedad y en los derechos individuales. Por lo tanto, bajo mi mirada, la izquierda y la derecha no deberían considerarse excluyentes, sino complementarios.
Para finalizar, quisiera movilizarnos a dos cosas. La primera, es a no hablar de izquierda o derecha como genéricos y absolutos, sino tratar de profundizar en los principios, las ideas y los proyectos, pues los matices son infinitos. La izquierda y la derecha pueden ser autoritarias o democráticas, capitalistas o comunistas, pero también reformistas y/o conservadoras, sociales y/o individuales, etc. Así que no encasillemos toda la realidad en un sólo término que deja mucha realidad por fuera. Y lo segundo, es que me comentes cuál es tu pensamiento político, sin reducirlo sólo a izquierda o derecha.
Permanentemente interactuamos con diferentes personas en nuestro día a día, causando distintas reacciones según el contexto, lugar y momento. Frente a estas, en caso de ser negativas, nos podemos sentir afectados, adoloridos, tristes, inquietos, por mencionar algunas emociones, pero la realidad es que debemos comprender que en la gran mayoría, las reacciones no las provocamos nosotros, es decir que nosotros no somos la causa, somos más vale los mensajeros, así que por eso es importante aprender a no tomarlo como algo personal.
Nuestra personalidad está compuesta entre muchas cosas, por nuestras historias, enseñanzas, juicios, creencias y experiencias, las cuales van configurando “programas” en nuestra mente. Estos programas, tienen un botón de encendido, por así decirlo, algo que los activa. Estos disparadores, encendedores o activadores, como queramos llamarlos, son los que despiertan parte de nuestra personalidad. Por lo tanto, cuando provocamos reacciones en los demás que parecen desproporcionadas, en su mayoría son provocadas no por nosotros, lo que dijimos o hicimos, sino por esos disparadores de emociones.
Por ejemplo, personas con miedo al rechazo o al abandono pueden actuar de forma agresiva cuando sienten que alguien puede abandonarlos o rechazarlos, de nuevo. En muchas circunstancias, no importa quién provoca el sentimiento, puede ser cualquier pareja, amigo o familiar, lo que importa es el sentimiento que producen, el cuál activa nuestro programa, generando cierto tipo de reacciones según nuestra personalidad. Es decir, nuestras reacciones en general no manifiestan algo sobre los demás, expresan algo sobre nosotros mismos.
En mi caso, el tráfico solía ser un activador de ira. Siempre que iba manejando, estaba esperando a algún impudente que desobedeciera alguna señal de tráfico o generara algún riesgo en la vía para pitarle e insultarlo. Como pueden ver, en estos casos yo desconozco a las personas, así que mi reacción realmente no era contra ellos en su totalidad, sino que mi reacción era originada por mi deseo de que todos fueran respetuosos de las normas. Ellos no eran los causantes de mi ira, ellos sólo la disparaban.
O en el trabajo, un jefe puede estar preocupado porque los resultados no se están dando, razón por la cual, cuando alguien llega con una mala noticia, se desquita con esta persona. El problema no es la persona, ni siquiera la noticia, el problema es que eso activa la angustia, el estrés o el miedo del jefe.
Por lo tanto, debemos comprender esta situación para que la próxima vez que creamos que la reacción que causamos en otra persona es desmedida, podamos conversar con esa persona para entender si sólo somos los mensajeros que activamos programas en la mente de los demás, o si tenemos realmente alguna “responsabilidad” en esa reacción. Si así es, podemos trabajar al respecto, de lo contrario, debemos entender que no es personal porque no es acerca de nosotros, es sobre ellos.
Y al contrario, debemos aprender a distinguir cuando las emociones nos envuelven, si son las personas, circunstancias o cosas las que realmente tienen la responsabilidad de provocarnos esas emociones, o son sencillamente mensajeros que activan nuestros miedos internos. Si el problema somos nosotros, entonces debemos aprender a controlar nuestras emociones y hacer entender a las personas que no es con ellos, que no es personal, y evitar que se repita. Por el contrario, si efectivamente hay algo en ellos que provoca la reacción, debemos igualmente conversarlo para seguir fortaleciendo nuestras relaciones.
¿Conoces cuales son tus disparadores? ¡Compártelos con nosotros!
Nuestra vida no es otra cosa que una seria de profecías autocumplidas porque somos el resultado de las historias que nos contamos a nosotros mismos. Por lo tanto, la moción de hoy pretende invitarte a que crees mejores profecías para que tu historia sea el resultado de una planeación consiente y no producto del azar o de lo que la sociedad desea imponerte.
Por ejemplo, ciertas comidas no nos placen a la vista o al olfato, razón por la cual pensamos y decimos que no nos gustan, así nunca las hayamos probado. Y puede que pasemos toda la vida sin probarlas o puede que las probemos un poquito, y nuestra profecía se haga realidad porque de antemano le estamos mandando mensajes a nuestro cuerpo que no nos gusta. Por lo tanto, creamos una historia sobre algo que creemos no nos gusta, o no hacemos el mayor esfuerzo para intentar adquirir el gusto. De cualquier forma, la profecía se autocumple y nunca volvemos a consumir esos alimentos porque “no nos gustan”.
También nos pasa que ciertas cosas en la vida a las que no les ponemos la debida atención, cuando lo hacemos, se autocumplen. Por ejemplo, si alguien te dice un día “Uff, la ciudad está llena de huecos”, es probable que no sepas responder porque no lo has notado, pero de inmediato, apenas salgas a la calle, vas a empezar a mirar si hay huecos, y lo más probable es que caigas en todos porque los estás buscando, haciendo que la profecía se cumpla, reforzando la creencia de que en la ciudad hay muchos huecos.
Y esos dos ejemplos se pueden proyectar a toda nuestra vida y a todos los escenarios. Si nos dicen y creemos que somos inteligentes y dedicados, entonces estudiaremos mucho, lo que nos convertirá en alguien inteligente y dedicado. Por el contrario, si nos dicen y nosotros mismos nos decimos, que somos dispersos y flojos, entonces frente a cualquier tarea difícil nos rendiremos fácilmente, reforzando la profecía de que somos dispersos y flojos. Si creemos que tenemos un talento, trabajaremos ese talento y lo desarrollaremos hasta que la profecía se cumpla y seamos realmente buenos, mientras que por el contrario, si creemos que no tenemos talento, no trabajaremos en él, ni lo desarrollaremos, así que al final resultará que efectivamente no tenemos ese talento.
Es por esto que somos buenos en todo lo que consideramos que somos buenos, y somos malos en todo lo que creemos en lo que somos malos, porque todos los días nos reforzamos esas creencias y decidimos seguir practicando y desarrollando en lo que somos buenos, haciéndonos mejores, y desistimos de practicar y desarrollar en lo que no somos tan buenos, evitando que podamos mejorar. De esta forma, las historias y creencias que nos contamos a nosotros mismos, se vuelven nuestra propia historia, haciendo que nuestras profecías sobre nosotros mismos se cumplan.
Por lo tanto, si quieres cambiar tu vida y forma de ser, empieza diciéndote mejores profecías sobre tu vida y sobre ti mismo, pues todo lo que te digas y te creas, se cumplirá. Si hay algo en lo que no eres muy bueno, piensa que lo eres y practica hasta serlo; Y si quieres alcanzar una meta pero no crees poder, mentalizate en que sí puedes y has todo lo que esté a tu alcance para lograrlo. Si lo crees, lo harás y lo conseguirás.
Y finalmente, cuando lo logres y puedas gestionar tu vida a tu antojo, entendiendo la importancia de las historias que tu mismo creas sobre ti, que te potencian o te limitan, podrás entonces comprender cómo tus historias sobre los demás también los afectan. Ten cuidado especialmente sobre lo que le dices a tus hijos o niños pequeños, pues esas historias y creencias marcarán su realidad hasta que sean capaces de moldear su propia historia.
Espero este mensaje te ayude a cambiar y mejorar tu vida, y ojalá quieras compartir tu experiencia, contándonos como tu creencia en ti mismo te limita o te potencia.