En estos días intenté, fallidamente, tener una conversación con un amigo sobre el bien y el mal como términos absolutos pues se escucha mucho en estos momentos expresiones que pretenden dividir la población entre los buenos y los malos. Y cómo siempre, mi pregunta es… ¿Según quién? o ¿acuerdo con qué perspectiva? Porque para muchos, los malos son los marchantes y para otros muchos, los malos son los policías o el gobierno, por dar un ejemplo. Entonces, o todos estamos equivocados o efectivamente debemos entender que la realidad es subjetiva y los términos varían según cómo se interpreten.

Los buenos en general parecerían ser los que se comportan adecuadamente según mi cultura y mis creencias, mientras que los malos son los que no. Capitalistas vs socialistas, católicos vs musulmanes e izquierda vs derecha, son solo algunos ejemplos, en donde las personas que creen en esas filosofías consideran que sólo quienes persiguen los mismos ideales son buenos mientras que los que persiguen otros ideales son malos.
Ahora bien, si centramos el argumento es las acciones buenas o malas y no en las personas, podríamos pensar que el resultado es diferente, pero la conclusión será la misma. Por ejemplo, robar, mentir o matar, parecerían ser actos universalmente malos, sin embargo, ¿es malo el oficial que ejecuta la condena de pena de muerte porque así lo determina la ley?, ¿es malo el soldado que asesina a un combatiente ilegal?, ¿son malos los padres por mentir a sus hijos sobre la existencia de Papá Noel?, ¿somos malos por mentir sobre información que sabemos puede hacer sentir mal a los demás?, ¿es malo el que se encuentra un billete en la calle y se queda con él? o ¿es malo quien roba a un ladrón para devolver la plata a sus dueños o repartirla entre los más necesitados?.
Bajo ese concepto, si es la acción en si misma la que es absolutamente buena o mala, entonces no deberíamos cometerla nunca, bajo ninguna circunstancia, pero lo más probable es que muchos decidamos cometer ciertas “malas” acciones buscando un mayor “bien”. Y esa decisión se basa en la interpretación de lo que consideremos es un mal menor y/o un bien mayor, lo cual dependerá según nuestras creencias y cultura.
Por lo tanto, la próxima vez que juzgues a los demás como “buenos” o “malos” o recrimines ciertas acciones como “buenas” o “malas”, ten en cuenta que en muchos casos las personas no son ni hacen ciertas acciones por el deseo inherente de ser malos o hacer actos de maldad, sino que probablemente lo hacen pensando que a través de esos actos están alcanzando un bien mayor.
Ahora bien, esto no significa que si estos actos son sancionables por la ley local, no deban serlo, pues por ahora son un consenso de la población y deben cumplirse para garantizar la estabilidad social. Lo que no significa, es que por hacerlo, sean “malos” y deban ser eliminados por los “buenos”. Todos somos buenos y malos en alguna extensión del término o según alguna interpretación. ¡Recuérdalo!
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