Escribir estas mociones me ha llevado a tener un enfoque cada vez más humanista, depositando mi confianza en que algún día reconoceremos que todos somos humanos, independientemente de nuestras diferencias, y que todos vivimos en este planeta llamado “Tierra”, que no tiene reemplazo por ahora.
Por lo tanto, si bien respeto y admiro profundamente a aquellos que creen en un dios y depositan su fe en él, mi invitación más humana es a creer en nosotros mismos y a depositar nuestra confianza en nosotros, pues son nuestros pensamientos y acciones los que definen nuestra realidad.
Por consiguiente, quiero invitarlos hoy a que rijamos nuestros pensamientos y acciones bajo el que considero debería ser el primer mandamiento humano: “Respetar a todos los seres vivos”. Sólo a través del respeto a los demás, y al planeta en general, seremos capaces de poder vivir felices, en paz y garantizando nuestra subsistencia.
El respeto no exige que nos amemos los unos a los otros, pero si que reconozcamos el valor del otro. Independientemente de si el otro es mi victimario, mi oponente o mi diferente, todos merecen un trato digno y respetuoso. Igualmente pasa con el planeta, pues independientemente de que ciertos animales o plantas me parezcan lindos, miedosos o amenazantes, todos tienen valor para garantizar la coexistencia.
Así como acabar con las abejas o tiburones, por el miedo a que nos piquen o nos muerdan, traería graves consecuencias para el planeta y para nosotros mismos, de igual forma considerar acabar con los que son o piensan diferente a nosotros sería acabar con nuestra propia humanidad.
De forma similar, el respeto no implica que no haya conflictos, pero si nos ayuda a regularlos. Podemos pelear o discutir todo lo que queramos, podemos incluso odiarnos, pero siempre con respeto, dignidad y valorando la vida de los demás.
Y tampoco implica que no podamos “usarnos”. Todos dependemos de las plantas, los animales y de otros seres humanos para vivir, así que nos usamos mutuamente para garantizar nuestra supervivencia o nuestros deseos. Pero este “usarnos” no implica maldad, egoísmo, explotación o exterminio, implica un trato respetuoso, reconociendo la dignidad y el valor de la vida de todos los seres vivos.
Los invito nuevamente a que el respeto por todos los seres vivos sea el mandamiento que determine nuestro pensar y actuar diario, para poder construir un mundo viable y mejor para todos.
Y los invito a que me compartan si consideran que deberían existir otros mandamientos humanos y cuáles serían.