Cuando te conviertes en un líder, en una organización, te enseñan que para hacer una buena retroalimentación a las personas que están a tu cargo, debes enfocarte en los hechos y en los datos, y no en las personas. Desafortunadamente esto deberían enseñarlo en el colegio y en los hogares para que nuestras relaciones sean mejores y para que esto sea lo normal.
De nada sirve decirle a una persona que es impuntual, pues cuando ya la etiquetamos como tal, no hay oportunidad de mejora o cambio. Por el contrario, si retroalimentamos las 3 ocasiones en que la persona ha sido impuntual esta semana, por ejemplo, tenemos la opción de reflexionar sobre las causas que generan el incumplimiento y generar planes de acción para mitigarlo a futuro. Es por esto que debemos enfocarnos en los hechos que queremos mejorar o evitar, en vez de enfocarnos en etiquetar a las personas.
No obstante, como no nos lo enseñan cuando somos pequeños, niños, entonces crecemos enfocándonos en las personas y no en los hechos. Creemos que si nuestra novia fue alguna vez infiel, lo será siempre, y no profundizamos en las causas que la llevaron a ser infiel en esa ocasión. Si un compañero llega sucio un día al colegio, lo etiquetamos de cochino y no nos preocupamos por entender los hechos detrás de ese acto, con el propósito de evitarlo a futuro.
Es más fácil para todos, generalizar y etiquetar, que llevar un registro de los hechos que nos molestan o incomodan de las personas que nos rodean, así que en vez de conversar al respecto y tratar de llegar a acuerdos que erradiquen o minimicen estos actos, nos dedicamos a ofendernos los unos a los otros. Siempre es lo mismo, nunca haces esto, eres un…, nunca cambiarás, son algunas de las frases que usamos permanentemente cuando peleamos con alguna persona, esperando que cambie, pero sin haberle nunca manifestado, con hechos y datos, qué ha hecho que nos ha molestado y cómo quisiéramos que lo hiciera de ahora en adelante.
Te invito a reflexionar sobre cómo retroalimentas a tus hijos, a tu pareja, a tus conocidos. ¿Lo haces basado en hechos y datos, buscando las causas y definiendo planes de mejora, o lo haces sobre la persona, etiquetándola y generalizando su comportamiento?. Si lo haces sobre los hechos, genial, sigue así, pero si lo haces sobre las personas, te propongo que ajustes este aspecto en tu vida y que me cuentes tus resultados. Estoy seguro que serán maravillosos.