El poder y la dependencia del poder son una mezcla toxica sin salida fácil. Los constantes casos de “manzanas podridas” dentro del ejercito y la policía, la corrupción, el acoso laboral y la violencia intra familiar son sólo algunos ejemplos que evidencian esta situación.
El ejercito y la policía son por defecto, instituciones basadas en la jerarquía y en cumplimiento de las órdenes de los superiores. Un soldado o policía que no cumpla órdenes ni respete a sus superiores, no sirve. Lo anterior, por principio, en un mundo ideal está perfecto. Pero en la práctica, unido al hecho de ser instituciones auto controladas, puede hacer que se tergiverse el sentido. No creo que sean “manzanas podridas” los que comenten actos que no corresponden con la razón de ser de estas instituciones. Tampoco creo que el problema sean las instituciones como tal. Lo que creo es que al interior de estas instituciones se vive el abuso del poder y la dependencia del mismo, lo que hace que estas situaciones se presenten frecuentemente, más de lo que quisiéramos aceptar.
¿Que opción tiene un soldado o policía que ve a un superior cometer un acto reprochable? No puede denunciarlos a un órgano de seguridad, porque ellos mismos son la institución de seguridad. Puede denunciarlo a un superior de mayor grado, pero si éste es “amigo” del superior, si vida como soldado o policía se acabó. Puede dejar la institución, pero si es la única fuente de empleo, o si es lo que realmente lo realiza como persona, ¿Por qué tendría que dejarla por otro que está dejando el nombre de la institución por el piso? Como ven, las opciones no son claras y la salida no es fácil. Creo entonces que el problema no son las instituciones, ni los soldados o policías de base que están podridos, creo que el problema son las personas en el poder de estas instituciones, que lo usan para sus intereses particulares y someten a sus miembros a una dependencia de ese poder.
Lo mismo pasa con la corrupción. Todos la reprochamos pero no podemos salir de ella. ¿Qué opción tiene un político si necesita una millonada de dinero para poder llegar a un cargo público? O venir de una familia millonaria, o endeudar sus decisiones con el partido o las empresas que lo apoyan. Por lo tanto nunca podrá gobernar para el pueblo porque desde el principio, tiene que gobernar para pagar su deuda. Así, el poder y la dependencia de él, se activan para que la corrupción sea el diario vivir, tanto así, que algunas veces la confundimos con la forma “normal” de hacer política. Igual, las salidas no son fáciles. Y de nuevo, el problema no son los nuevos políticos o la democracia como tal, tal vez el problema es el ciclo vicioso de los que ya están en el poder y buscan perpetuar su poder. A lo mejor necesitaríamos que el gobierno pague todas las campañas y que nadie pueda financiarlas con dinero externo. Así todos tendrían la misma oportunidad y no tendrían endeudada su ética y moral.
Igualmente pasa en las empresas. Permanentemente escuchamos de empresas o líderes que son abusivos, que maltratan a sus empleados, que las condiciones laborales son malas, pero ahí siguen operando. Y de nuevo, ¿Qué opción tiene un empleado abusado? Puede demandar o denunciar, pero muchos sienten miedo porque creen que nadie más los va a volver a contratar pues ellos podrían ser los siguientes en ser demandados. Puede renunciar, pero si depende del ingreso, no podrá hacerlo hasta que consiga otro trabajo. Puede denunciarlo con en superior del jefe, pero si es “amigo”, le harán la vida aún más imposible para que termine renunciando. De nuevo, las salidas no son fáciles pues todos los asalariados dependen de su salario para sobrevivir. Y al depender de ese poder productivo, se sienten impotentes.
Finalmente, pasa de la misma forma en las familias. ¿Cuántos casos conocemos de violencia intra familiar, que siguen juntos?. Denunciar a la pareja significa perder los beneficios y crearse una estigma. Por eso muchos prefieren seguir ahí, sufriendo los abusos de la pareja, por la dependencia que tienen de ella, o por sus propios miedos. Por lo tanto la salida no es fácil, no es que me pegó y mañana denuncio, me mudo de casa, me llevo a los niños, etc. Cada decisión conlleva una serie de consecuencias que no todos pueden “pagarlas” y por lo tanto se ven obligados a quedarse.
Por lo tanto, esta moción tiene dos objetivos. Primero, que seamos más tolerantes y respetuosos cuando veamos casos de personas que no saben que hacer, que están siendo abusados, intimidados y explotados pero que no actúan, porque no ven la salida y no encuentran cómo salir bien librados de esa situación. Por lo tanto, respetemos y apoyémos a los que viven estas situaciones. Segundo, invitarnos a repensar en nuestras instituciones de poder (Gobierno, fuerzas armadas, empresas, iglesias y familias, entre otras) para que el poder no pueda mezclarse con la dependencia de él, y así podamos crear mecanismos fáciles para denunciar actos reprochables sin que los denunciantes (Las victimas) se conviertan en los victimarios ante los ojos de los demás.
De todos depende que podamos romper estos ciclos viciosos y construir instituciones de poder virtuosas, como deben ser.
¿Qué piensas tú?
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