Moción: ¿Era de la información o del conocimiento?

Durante varios años consideramos que estábamos en la era de la información o en la era del conocimiento, y usábamos ambas palabras indistintamente para hablar de esta nueva era, pues considerábamos que a mayor información, mayor conocimiento. No obstante, si algo debería habernos quedado claro, es que tener acceso a información es muy diferente a adquirir conocimiento.

La información, al igual que cualquier producto en un sistema capitalista, reduce su valor en la medida en que el acceso aumenta. Es decir que el valor y el acceso son inversamente proporcionales. Cuando la información, o cualquier producto, está disponible sólo para algunos, su valor aumenta, y por el contrario, entre más fácil es su acceso, su valor disminuye. Por lo tanto, en este mundo moderno, en dónde todos tenemos no solo acceso a consumir información, sino también a producir información sin mayor control, el valor de la misma disminuye.

Es por esto que actualmente contamos con más información, pero probablemente con menos conocimiento, porque esta devaluada era de la información hace cada vez más difícil que podamos construir conocimiento. Hay tanta información (buena, mala y regular) que se hace más complejo poder discernir la información útil que realmente nos aporta o nos lleva a adquirir un conocimiento profundo de algún tema. Y de la mano con la velocidad en que la tecnología avanza, como lo comenté en la entrada “Tecnología y humanidad (Tiempos de asimilación)”, cada vez tenemos menos tiempo para alcanzar a procesar la información y volverla conocimiento, porque cuando lo hacemos, ya la información se ha vuelto obsoleta.

Por lo tanto, sin lugar a dudas vivimos en la era de la información, pues constantemente estamos bombardeados de información, que las corporaciones comerciales, los algoritmos o las Inteligencias Artificiales consideran de nuestro interés, pero difícilmente podríamos hablar de una era del conocimiento. Como lo demuestran las noticias falsas y los contenidos mal intencionados que buscan desinformar, muchos no tenemos la capacidad de reconocer esta información errónea o falsa y terminamos replicándola, generando cada vez más desinformación y dificultando la construcción de conocimiento real y útil.

¿Cómo hacemos entonces para generar verdadero conocimiento? Primero, creo que debemos ir más allá del 1er resultado de la búsqueda y más si es un anuncio. Debemos al menos consultar 2 o 3 fuentes, como mínimo, para validar la información. Segundo, creo que debemos valorar el esfuerzo periodístico y educativo, por encima del comercial, recurriendo a fuentes de medios e instituciones reconocidas por la calidad de su información. Tercero, creo que debemos experimentar más. La información de otros es útil, sólo en la medida en que yo puedo aplicarla en mi vida y volverla conocimiento empírico. Por consiguiente, no repliquemos ni compartamos información sin validar, que venga de fuentes desconocidas y que no podamos corroborar por nosotros mismos, para evitar seguir difundiendo información devaluada, falsa o errónea, que no aporta.

Pero bueno, como siempre, estas son sólo algunas ideas, mis ideas, y lo importante acá no es que me crean, sino que esta moción los invite a la reflexión, a pensar al respecto y a sacar sus propias conclusiones. E idealmente, a que nos compartan esas conclusiones para que entre todos, podamos ir construyendo conocimiento útil para vivir en el mundo moderno y que nos ayude a crear un mundo mejor y viable para todos.


Si lo prefieren, pueden también ver la moción en video:

Moción: 28S – Día de acción global por un aborto legal y seguro.

El 28 de septiembre, desde 1990, se celebra el día de acción global por un aborto legal y seguro que busca exigir a los gobiernos la despenalización y la legalización del aborto con el objetivo de evitar que más mujeres mueran por causa de abortos inseguros, realizados en sitios clandestinos y sin las condiciones médicas necesarias. Como es de esperarse, esta iniciativa tiene grandes detractores, especialmente los que consideran que la vida se origina desde la concepción, por lo que el aborto representa para ellos, un asesinato o la violación al derecho a la vida. Por lo tanto, el objetivo de esta moción, es contarles mis reflexiones al respecto, para que cada quién saque sus conclusiones.

Primero, sin lugar a dudas, el aborto clandestino e inseguro es un riesgo de salud pública mundial. Según la OMS, aproximadamente entre el 5 y el 13% de la mortalidad materna anual se debe a este tema, anualmente se producen unos 25 millones de abortos inseguros y los costos por complicaciones médicas causadas por estos abortos clandestinos ascienden a USD$ 553 millones. Esto demuestra que el aborto es una realidad en el mundo entero y que hacerlo de forma insegura aumenta la tasa de mortalidad en las mujeres y los costos de los sistemas de salud.

Segundo, cada ser humano es responsable y dueño de su vida y su cuerpo, y nadie debería poder imponer su voluntad sobre otros. Así como actualmente nadie debería poder poner grilletes y esclavizar a otro ser humano para que haga lo que la otra persona desee, u obligar a alguien a ingerir drogas para ser transportadas ilegalmente, así tampoco nadie debería poder obligar a una mujer a seguir con un embarazo no deseado o que pone en riesgo su propia vida. Por lo tanto, creo que las mujeres deberían tener este derecho a decidir sobre su cuerpo.

Tercero, el derecho a la vida es o debería ser, inviolable. Toda vida es valiosa y debe respetarse. En este punto espero todos estemos de acuerdo. El problema aparece entonces en la definición de cuándo inicia la vida. Si pensamos que la vida comienza al nacer “vivo”, entonces no hay conflicto entre el aborto y el derecho a la vida. Si consideramos que la vida empieza antes de nacer, el conflicto se vuelve un dilema de tiempos, pues sería viable y válido el aborto mientras se dé antes del tiempo definido. No obstante, el mayor conflicto se presenta entre los que consideran que la vida se gesta, desde el momento de la concepción, pues claramente hay un dilema entre la vida de la madre o del feto, que nos exige tomar partido y valorar cuál vida es más valiosa.

Por lo tanto para mi, la vida se origina cuando el feto es capaz de vivir independientemente de la madre, sea o no que necesite ayuda médica para sobrevivir. En este sentido, el aborto debería ser legal y un derecho para las mujeres que ven en riesgo su salud física y mental, hasta antes que el feto haya alcanzado esta etapa de madurez, en dónde ya podría nacer y sobrevivir. Esto, para respetar la vida de ambos, prevenir los riesgos de abortos clandestinos e inseguros, y respetar el derecho que cada mujer tiene sobre su cuerpo.

¿Quienes somos para imponerle a una mujer que tiene que, no sólo dar a luz, sino responsabilizarse el resto de su vida por un hijo(a) producto de una violación, o de un bebé con malformaciones, o sencillamente de un bebé no deseado sobre el cuál no tiene las condiciones para brindarle una vida digna? Creo que no tenemos ese derecho y creo que ellas si deberían tener el derecho para decidir.

Finalmente, tener el derecho no significa tener que usarlo. Tener la posibilidad de abortar no es una invitación a hacerlo sin medida y control, pero si es una garantía para que las mujeres puedan decidir sobre sus vidas, con responsabilidad, cuando así deban hacerlo, pues nadie está exento de situaciones imprevistas.

De nuevo, estas son mis reflexiones y me encantaría conocer las de ustedes, así que bienvenidos sus aportes.


Pueden también ver la moción en video:

Moción: Mentalidad vagabunda.

En estos días vi una charla de Gregorio Luri donde menciona que nuestra mente es vagabunda, término que me llamó muchísimo la atención, así que quise crear esta moción para compartir mis reflexiones sobre el tema.

Nuestra mentalidad es sin lugar a dudas vagabunda, pues cualquier nuevo estimulo en el ambiente nos desvía la atención de lo que estamos haciendo. Y ahora es probable que tengamos más estímulos que en tiempos pasados, lo que nos lleva a pensar que cada vez nuestra mentalidad es y será más vagabunda. Y luego nos estamos preguntando por qué nuestros hijos tienen problemas de concentración. Bueno, en parte porque los sobre estimulamos, pues desde bebes no tienen 3 juguetes sino que tienen 30.

El ser humano, como cualquier animal, vive en un estado de alerta permanente, revisando lo que pasa a su alrededor para lograr sobrevivir al entorno. Así pues, cuando se concentra en algo, reduce su campo sensorial para poder llevar a cabo la tarea, más sin embargo, nunca somos capaces de eliminar la percepción del ambiente por completo. Por lo tanto, nuestra mente siempre vaga entre la mirada concentrada y la mirada generalizada.

De esta forma hemos logrado sobrevivir por miles de años. Logramos concentrarnos lo suficiente para manejar un vehículo, sin desligarnos del ambiente, para reconocer a tiempo cualquier riesgo en el camino, que pueda venir por delante, por detrás y por los lados. En el mismo sentido, logramos caminar por la calle, incluso si estamos chateando por el celular, porque cierta parte de nuestro cerebro sigue revisando si hay objetos moviéndose a nuestro alrededor que puedan ponernos en peligro.

Ahora bien, aún si una oficina, por decir un ejemplo, es un lugar seguro, nuestra mente sigue teniendo esa misma lucha interna. Nos concentramos para hacer una tarea, pero de repente hay una alarma que nos indica que hay un nuevo correo electrónico, o que alguien nos está escribiendo por whatsapp, o que a alguien le gustó nuestra foto en Facebook o en Instagram, o que nuestro tweet está siendo retweetiado, lo cual activa nuestra mentalidad vagabunda natural y nos desconcentra de lo que estábamos haciendo.

Y entre más aplicaciones, programas, asuntos pendientes o intereses tengamos a nuestro alrededor, más dispersa y vagabunda será nuestra mente, pues más estímulos exteriores tendremos y más vagará nuestra concentración. Ahora bien, esta tendencia parece que no cambiará y cada vez tendremos más estímulos distractores a nuestro alrededor. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Lo primero es entender que todos tenemos mentalidad vagabunda, entonces la concentración no es un tema de inteligencia (Poder) sino un tema de voluntad (Querer). Y la voluntad no significa tener la capacidad para no distraerse, sino para volver a concentrarse inmediatamente. Es la capacidad de entrenar a nuestra mente para que regrese lo más pronto posible a un estado de concentración. Y en segunda medida, buscar espacios seguros y libres de distracciones para poder darle espacio a nuestra mente para que se concentre sin estar siendo alterada por el ambiente. De esta forma desarrollamos la voluntad de volver a concentrarnos frente a pocos estímulos y luego podemos ir aumentando los estímulos, en la medida en que aumenta nuestra voluntad.

Por lo tanto, si tienes el deseo de permanecer más tiempo en estado de concentración, te invito a que pongas en práctica los dos puntos anteriores y me cuentes los resultados. Y recuerda, eliminar los estímulos requiere una decisión física (Dejar el celular en silencio y en el cajón, por ejemplo) y una decisión mental para no estarlo buscando y viéndolo así no hayan sonado las alertas, porque el resultado sería peor. Es mejor ocuparse sólo de la distracción cuando aparece, que estar pre-ocupado pensando en la distracción que aún no ha sucedido.

Aceptemos nuestra mentalidad vagabunda, pues así somos, y desarrollemos nuestra voluntad para poner atención, aún a temas que no nos interesan.

También puedes ver el video de esta moción:

Moción: Mentalidad de escasez.

En la moción del día de hoy quiero hablarles sobre la mentalidad de escasez, aquella predisposición mental a prestar mayor atención a lo que nos falta o no tenemos, muy por encima de lo que tenemos, y cómo esta mentalidad puede estar afectando nuestras vidas.

En términos cotidianos, es el viejo dilema de si vemos el vaso medio vacío o medio lleno. Si tenemos una mentalidad de escasez, siempre estaremos viendo el vaso medio vacío, mientras que si tenemos una mentalidad de abundancia, siempre estaremos viendo el vaso medio lleno.

Esto significa que aquellas personas que tienen una predisposición a pensar en términos de escasez, ven la vida y todo lo que sucede en relación a lo que falta, no en relación a lo que hay. Son aquellas personas que cuando conocen a una posible pareja ven sólo los defectos y lo que no les gusta, en vez de resaltar los atributos positivos y que son de su agrado. Lo mismo les pasa con un nuevo trabajo, tienden a ver más lo que este nuevo trabajo no tiene en relación al anterior, en vez de enfocarse en las cosas adicionales o que si tiene de ventajas en relación al anterior.

Esto se similar a cuando las personas ganan en la lotería, más no el premio mayor. No ven los millones que se acaban de ganar, sino que sólo piensan en los millones que dejaron de ganarse por no haberle pegado al premio mayor. Y así frente a todos los sucesos de sus vidas, prestan mayor atención a lo que pudo ser, a lo que falta, a lo que no tienen, en vez de enfocar su atención a las cosas que si tienen, a lo que es.

Esta mentalidad es en parte responsable de la depresión. Nuestra mente no nos permite ver todas las cosas positivas que tenemos en nuestras vidas sino que se enfoca en lo negativo. No importa que tengamos una familia unida y amorosa, que tengamos un hogar, un trabajo y salud, si siempre estamos pensando por ejemplo, en que quisiéramos ganar más dinero para hacer otras cosas, nuestra mente no nos deja disfrutar lo que tenemos ni lo que hacemos, porque vivimos añorando lo que no tenemos, lo que nos falta.

¿Nos enfocamos en lo que tenemos, o en lo que nos hace falta?

Por el contrario, aquellos que tienen una predisposición mental a la abundancia, incluso en la escasez encuentran motivos para ser felices. No necesitan 100 amigos para ser felices, necesitan sólo unos pocos. No requieren de millones para disfrutar la vida, requieren sólo tener sus necesidades básicas satisfechas. Con lo que tienen, sea mucho o poco, se las ingenian para disfrutar la vida a plenitud, porque prestan más atención a lo que tienen, a lo que pueden hacer, a lo que está a su alcance y no a lo que les falta.

Por lo tanto, si queremos ser felices, es necesario que cambiemos nuestra predisposición mental de la escasez hacia la abundancia. Debemos aprender a valorar más lo que tenemos que lo que nos hace falta. Esto no es algo que lograremos cambiar de un día para otro, pero en la medida en que seamos más consientes sobre cómo nuestro cerebro funciona y a qué le pone más atención nuestra mente, más control tendremos para hacer una pausa y tomar la decisión de ajustar nuestra mirada, nuestra mente.

Finalmente, cuéntame cuál es tu mentalidad y/o en qué casos reconoces que tu mentalidad de escasez se activa con mayor frecuencia. Recuerda que entre más consiente seas de esto, más posibilidades tienes de cambiar tu mentalidad y tu vida.

VIDEO:

Moción: Aceptemos nuestra historia para no repetirla.

En los últimos días hemos visto como diferentes grupos y manifestantes han tumbado varias estatuas de esclavistas alrededor del mundo en señal de protesta por el racismo aún vigente en nuestras sociedades. No obstante, si bien acepto la gran deuda social que tenemos con las poblaciones afro-descendientes en muchos países y el racismo estructural y sistemático presente en ellos, no creo que este acto aporte a crear una situación diferente y mejor.

Si esa fuese la solución o la norma, deberíamos tumbar las estatuas de Cristóbal Colón por la consecuencias sociales y culturales que la conquista de América trajo a los pueblos nativos; también deberíamos tumbar todas las iglesias y estatuas católicas por el exterminio de otras tradiciones y creencias ancestrales causadas por las cruzadas y la evangelización; En el mismo sentido, tendríamos que desmontar las redes férreas norteamericanas que fueron construidas por esclavos e inmigrantes; Igualmente sería justo tumbar las estatuas de hombres por el machismo arraigado de nuestras sociedades; Y a futuro, tendríamos que tumbar las plazas de toros por ser un recordatorio del maltrato animal.

Por consiguiente, si este fuese un actuar normalizado, no tendríamos historia porque nos veríamos en la necesidad de tumbar y reconstruir nuestras estatuas, edificios, plazas y demás, cada vez que la sociedad evoluciona o cambia. Si algo me sorprende cuando viajo por Europa, es la historia que cada plaza, edificio, muralla, estatua, placa o cualquier elemento cuenta de su larga historia de miles de años. Por el contrario, en Colombia veo con tristeza como vivimos tumbando viejos edificios, barrios, plazas, etc., para construir cosas más modernas, sin dejar rastro de nuestra historia y evolución.

La historia de la humanidad es la historia de los conflictos, normalmente contados por los vencedores, y puede ser muy dura, pero es lo que fue, y no podemos hacer nada para cambiarla. Ahora bien, lo que si podemos hacer es pensar en como re-configuramos estas estatuas, plazas, edificios, etc., para que reconozcamos nuestra historia, sin destruirlas, pero si re-significándolas. Las plazas con estatuas de esclavistas podrían volverse el punto de origen de movimientos sociales que logren el fin de la discriminación. Y al final, por qué no, poner una estatua al lado que lo conmemore, conservando así, los dos hitos históricos.

Si actuamos siempre con el ánimo de destruir, perderemos mucho antes de empezar a ganar, si es que es posible. Por eso es que debemos siempre pensar en cómo manifestarnos y actuar desde lo constructivo, aceptando nuestra historia, lo que somos y hemos hecho, para no repetirla y así convertirnos en algo mejor. Recordemos que hoy podemos tomar decisiones considerando que es lo mejor para nuestras sociedades, pero las sociedades futuras puede que no nos vean de esa forma.

¿Qué opinas tú? ¿Es válido destruir lo que consideramos no es adecuado o bien visto en nuestra sociedad moderna? o ¿Debemos aceptar nuestra historia y construir algo mejor?

Moción: Tips de viabilidad – Parte 3

Tip 3: Entrenar nuestro cerebro para ver lo que nos une.

Nuestro cerebro animal nos impulsa siempre a estar pendientes de lo diferente, porque puede representar un potencial peligro para nosotros, y es gracias a él que sobrevivimos a los riesgos del día a día. No obstante, si lo que queremos no es sólo sobrevivir individualmente sino construir un mundo viable para todos, no basta con hacerle caso a nuestro cerebro reptiliano.

Debemos entrenar a nuestro cerebro para que se fije también en lo cotidiano, lo normal, lo que nos hace iguales y especialmente en lo que nos une como especie en este planeta. Como vivimos en modo alerta, gracias a nuestra lado animal, el día a día lo transitamos en piloto automático, sin poner mayor atención porque es algo conocido, normal y seguro.

Damos por hecho que mañana saldrá el sol, que nuestros familiares, parejas y amigos estarán ahí, como lo han estado en el pasado, y que el día transcurrirá igual al día anterior. En consecuencia, la cotidianidad se nos vuelve paisaje y sólo nos detenemos a pensar cuando algo no ha salido de acuerdo al plan, cuando algo es “diferente” e irrumpe nuestra vida. Es entonces cuando toda nuestra atención se centra en lo distinto para tratar de entender si es un peligro y ver como lo mitigamos.

El problema es cuando nos quedamos sólo en este estado de “encuentra la diferencia“. Detectar problemas y mitigarlos para evitar riesgos es natural y beneficioso. No obstante, hace que nos olvidemos de todo lo que nos hace iguales y nos une, para sólo permitirnos ver lo que nos hace diferentes, separándonos entre lo que es “igual, normal y seguro” y lo que es “diferente, anormal e inseguro”. Si queremos hacer de este mundo, un planeta viable para todos y para muchas generaciones futuras, debemos re-entrenar nuestro cerebro para no vivir en modo automático, para que la cotidianidad no se nos vuelva paisaje, para poder ver más allá de las diferencias y poder encontrar lo que nos une.

Sólo dejando de ver las diferencias y centrándonos en lo que nos une, es que podremos construir colectivamente una realidad viable para todos, independientemente de nuestras diferencias. Re-eduquemos nuestros cerebros, pasemos de modo “encuentra la diferencia” a “encuentra la similitud”. Disfrutemos cada día como si fuese el último, porque nadie ni nada nos garantiza que no lo sea, pero buscando siempre aportar a construir un mundo viable para todos por igual.

¿En qué modo vives tu vida? ¿Buscando diferencias o buscando similitudes?

Si estos tips te gustan, te invito a revisar mi libro “Ética para un mundo viable“.


Moción: Tips de viabilidad – Parte 1

Gracias al gran interés en mi libro “Ética para un mundo viable”, he decido hacer una serie de entradas denominadas “Tips de viabilidad” que les ofrecerá una pequeña aproximación a lo que encontrarán en el libro. Espero que los disfruten.

Tip 1: La realidad como una totalidad objetiva es imposible.

Si aceptamos que “la realidad” como una totalidad objetiva es imposible debido a que toda aproximación a ella está mediada por lo que el ser humano puede percibir, medir y comprender sobre ella, entonces lo siguiente que debemos aceptar es que la realidad es múltiple, es decir, no hay una sola realidad sino que cada ser humano vive su propia realidad porque cada uno sólo puede vivir y experimentar lo que puede percibir, medir y comprender por sí mismo.

En la medida en que aceptamos esta premisa, entendemos que “pelear” por querer tener la razón es inútil, sólo nos lleva a discusiones sin sentido y a dividirnos entre los que perciben la realidad como yo y los que no. Y esta división no nos llevará a hacer una mundo viable para todos, sólo para los que piensan o son como yo.

Por consiguiente, para hacer viable el planeta para todos, debemos desapegarnos de la idea de querer tener la razón, de querer estar en lo correcto, y especialmente, de querer imponer por la fuerza esta razón y este “correcto” a los demás. Aprendamos a “compartir” nuestra realidad mediante el diálogo abierto y sincero, pero sin intentar imponerla.

Debemos enfocarnos más en escuchar a los demás, en entender el origen de su realidad, para que podamos conversar y poner en común lo que compartimos de realidad. Al centrarnos en lo que tenemos en común, podemos construir sobre esas bases, pero si nos enfocamos en nuestras diferencias, sólo para querer imponer nuestra realidad, no hay cabida para la construcción, solo para la destrucción.

En conclusión, si queremos un mundo viable para todos, debemos aceptar todas las realidades, tratar de comprenderlas y construir desde lo que nos une. Al fin y al cabo, la aproximación más grande que podemos tener sobre “la realidad” es cuando condensamos todas las realidades en una. Sólo lo que todos compartimos es lo que podríamos llamar como algo “verdadero”. Y hay dos cosas en las que todos deberíamos estar de acuerdo: todos somos humanos, independientemente de nuestras diferencias, y todos vivimos en este planeta llamado “Tierra”.

¿Qué piensan al respecto?

Los invito a comprar mi libro AQUÍ, si estos temas les parecen interesantes.


Moción: Re-educación de las nuevas generaciones

En los tiempos modernos de la inmediatez y la hiperconección, en donde los jóvenes creían que podían agarrar al mundo en la palma de sus manos, que todo se podía conseguir a través de un equipo electrónico, que todo lo que desean puede hacerse realidad con sólo pedirlo y en general, que la vida se daba por sentada, esta nueva pandemia nos brinda una oportunidad educativa única para las nuevas generaciones.

El sentimiento de planeación y control se desmorona frente a circunstancias no concebidas. El concepto de importancia y urgencia se transfigura frente al riesgo de muerte inminente. Lo valioso adquiere nuevo valor frente a las nuevas necesidades de subsistencia. Las relaciones adquieren nuevo significado frente a la imposibilidad del contacto.

Las décadas pasadas de relativa paz mundial, de prosperidad global, de prolongación de la expectativa de vida y de avances tecnológicos nos llevaron a pensar que esa sería la realidad permanente a futuro. Pero la vida nos enseña que no se puede encasillar, que todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene repercusiones deseadas o indeseadas y que la vida cambia permanentemente.

Escuchamos que lo único que perdura en la vida es el cambio, pero tendemos a olvidarnos de esta realidad y creer que todo es estable y duradero, que todo se va a mantener como ha sido los últimos días, meses, años o décadas. Y ese es el mensaje o enseñanza que les hemos transmitido a las nuevas generaciones.

Esta coyuntura nos brinda entonces la oportunidad de recordarles que nada es eterno, que todo cambia, que no hay que dar nada por sentado, que lo realmente importante es ser feliz con uno mismo y tener la disposición de adaptarnos al cambio constante. Las relaciones, los bienes y el dinero van y vienen, lo único que perdura o que debe perdurar es nuestra capacidad de ser felices con o sin nada más.

Aprovechemos este tiempo en familia, para re-educar a nuestras nuevas generaciones para que sean felices con ellos mismos, sin importar nada mas, solo por el hecho de estar vivos, y que adquieran la capacidad de adaptarse a cualquier circunstancia. Pero obvio, para poder enseñar hay que dominar el tema. ¿Somos felices con nosotros mismos? Sin importar los cambios, ¿nos adaptamos y seguimos siendo felices? Bueno, ¿qué esperamos para re-educarnos y a las nuevas generaciones? Aprovechemos el momento.

Moción: el dinero es relativo

El dinero, al igual que todas las cosas a nuestro alrededor, es relativo según el valor que nuestro cerebro le asigne. Por ejemplo, si en la tienda local un producto vale 20 dólares, pero en otra tienda más distante cuesta 16, la mayoría de nosotros optaría por ir a la otra tienda a comprarlo pues representa un 20% menos en el costo. No obstante, si el producto vale 999 dólares en la tienda local y 995 en la más distante, la mayoría no se desplazaría y lo compraría en la tienda local pues sólo representa un descuento del 0.4%. La verdad es que son los mismos 4 dólares, así que si el dinero fuese objetivo, o al menos nuestra percepción del dinero, deberíamos reaccionar de la misma forma frente a los mismos 4 dólares. Pero no lo hacemos, porque el valor del dinero es relativo a muchas cosas.

Un primer concepto que hace relativo el dinero, como lo acabamos de expresar, es el volumen, la cantidad. Si en mi banco solo tengo 20 dólares, 4 hacen una gran diferencia, pero si en mi banco tengo 20 millones, 4 no representan nada, si suman ni restan. Pero recordemos, son los mismos 4 dólares.

Un segundo elemento es el esfuerzo requerido para adquirir el dinero. A más esfuerzo, más valor. Si trabajo en construcción, cargando elementos pesados, para recibir 10 dólares cada hora, ese dinero tendrá un gran valor para mi, pues es el fruto de mi arduo trabajo. No obstante, si mi familia es rica y cada día recibo 1000 dólares para gastar, ese dinero no tiene valor, no me ha costado nada, por lo tanto perderlo o gastarlo no es muy significante.

Un tercer aspecto es el costo de vida. Dos personas pueden ganar lo mismo, es dos países del mundo, haciendo la conversión de sus monedas, no obstante, dependiendo del costo de vida, ese valor puede ser superior o inferior. En un país puede alcanzarte para tener una casa, carro, salud y ahorros, y en el otro a duras penas para la renta y el mercado.

Y podría continuar con más ejemplos, pero lo importante acá es que esta moción te invite a reflexionar sobre el valor que le das al dinero en tu vida, porque recuerda que el valor del dinero es relativo. Creo que todos soñamos con ser “ricos”, pero ¿qué tanta dinero te convierte en alguien rico? Siendo el dinero relativo, 1.000 dólares al mes podría ser más que suficiente para algunos, para otros mínimo 10.000 al mes y para otros incluso 100.000 podrían no ser suficientes. Entonces, ¿dónde está el límite, dónde está el valor? Recuérdalo, en tu mente y en el valor que le asignas al dinero.

VIDEO:

Moción: Realidad filtrada

Para conocer el mundo exterior a nosotros mismos existen básicamente dos (2) formas. La primera es a través de la experimentación directa mediante nuestros sentidos y la segunda es la experimentación indirecta a través de la comunicación con los demás. Esto significa que todo lo que consideramos “real” está filtrado por estos dos elementos, los sentidos y el lenguaje.

Todo lo que vemos, olemos, oímos, sentimos y degustamos, y que consideramos la realidad, no es más que la configuración de nuestro cerebro para percibir el mundo exterior. Esto no significa que necesariamente el mundo exterior sea eso que entendemos, o al menos no solo eso.

Lo que para mi es picante puede no serlo para otra persona. El olor a perro en la casa de una persona con mascota puede no ser percibido por el propietario. El ruido de la naturaleza en una casa de campo puede pasar desapercibido para los residentes. Las figuras y colores para una persona con mejor o peor visión que la mía pueden ser muy diferentes a lo que yo percibo. Y por último, lo que a mi me causa cosquillas no necesariamente le causa cosquillas a todos.

Esto significa que nuestro cerebro y nuestros sentidos son selectivos. Aprenden a resaltar u omitir olores, sabores, sonidos, etc., para que nuestra vida sea más funcional. Por lo tanto, lo que percibimos con nuestros sentidos no necesariamente es lo que hay o no en el mundo exterior.

Y no es solo eso, si nuestros ojos no estuvieran en posición de cazador, para poder tener perspectiva de profundidad, el mundo sería muy diferente. Si nuestros ojos pudiesen ver otras gamas de luces, todo sería distinto. Si nuestros oídos fuesen más agudos, percibiríamos todo un nuevo universo de sonidos. Y así, con cada sentido, si fuese diferente, la realidad que percibimos sería totalmente distinta.

Ahora bien, todo lo que no podemos conocer de primera mano, lo conocemos porque alguien más nos lo ha contado, ya sea personalmente, o a través de un medio, como un libro, la televisión, la radio, internet, etc.  Es decir, gracias al lenguaje, podemos experimentar lo que otros han experimentado.

Esto le agrega un segundo filtro, porque ahora la realidad no es solo lo que percibimos a través de nuestros sentidos, sino lo que somos capaces de codificar a través del lenguaje. Y el lenguaje es finito, mientras que la realidad es infinita. Por mucho que juguemos con las palabras para tratar de expresar de la mejor manera lo que sentimos o pensamos, no siempre lo logramos.

Por lo tanto, discutir sobre lo que es verdad o no, considerando que hay una verdad absoluta en el mundo, es no reconocer que la realidad está filtrada y que sólo somos capaces de percibir la realidad a través de los filtros de nuestros sentidos y nuestro lenguaje. Reconoce esta situación y tú entendimiento sobre los demás será cada vez mejor.

Finalmente, te invito a que me compartas aquellos escenarios en donde los sentidos te han “fallado” porque otros perciben algo que tu no, o aquellas circunstancias en dónde el lenguaje no ha sido suficiente para expresar lo que sientes. ¡Gracias!