Moción: simplemente jie.

La vida, por larga que sea, es muy corta. Hoy estamos aquí, tenemos la fortuna de disfrutar la vida, de experimentar las maravillas de este planeta y de compartir momentos con familiares y amigos, pero nada garantiza que mañana vaya a ser igual. La muerte siempre llega por sorpresa, así la estemos esperando, y aunque no sabemos si hay una vida diferente después de la muerte, lo que si sabemos es lo que pasa con los que continúan viviendo.

Un día como hoy, hace 10 años, la muerte se llevó a uno de mis mejores amigos, pero su legado vivirá por siempre en el corazón de las personas que tuvimos la fortuna de conocerlo. Si bien no dejó nada tangible, más allá de fotos, si dejó en nosotros una huella imborrable mientras vivió, simplemente porque vivió a plenitud, disfrutando cada placer que la vida tenía por ofrecerle, mostrándose como era y haciendo amigos por doquier.

Su impacto fue tan positivo en nuestras vidas que su recuerdo siempre está presente, sacándonos una sonrisa cada vez que recordamos alguna de sus anécdotas, expresiones o momentos compartidos. Es por eso que considero que una vida bien vivida no termina con la muerte, termina sólo cuando los demás dejan de recordarnos con amor, alegría y emoción.

Mencionado lo anterior, te invito a reflexionar sobre cómo estás viviendo tu vida, sobre la huella o el legado que estás dejando en las personas que te conocen y sobre qué pasaría si la muerte llegara a visitarte hoy. ¿Morirías pleno y satisfecho con tu vida o morirías con remordimientos?. ¿Te recordarán con amor profundo en el corazón o serás un vago recuerdo en las personas que te rodean?

Si tus respuestas te satisfacen, maravilloso, sigue disfrutando tu vida y construyendo un legado emocional eterno en quienes te conocen. De lo contrario, espero que empieces a hacer cambios hoy mismo. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Disfruta la vida al máximo, construye relaciones sólidas y duraderas, no pierdas el tiempo haciendo enemigos o posponiendo la vida, pues nada ni nadie te garantiza que el mañana llegará.

Ojalá, cuando la muerte nos llegue a todos, podamos decirle de frente “Simplemente jie”, manifestando que vivimos a plenitud, que nos vamos sin remordimientos y que aceptamos que la muerte simplemente nos llega a todos, pero sonreímos porque sabemos que nuestro legado será eterno.

A mi amigo, mi hermano… simplemente jie.


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Moción: la magia del disfraz.

Halloween, el día de los niños, el día de los muertos o como queramos llamarlo según nuestras tradiciones y creencias, nos ofrece una oportunidad única al año para recrear y experimentar otra realidad gracias a la magia del disfraz. Por lo tanto, aprovechando que se acerca esta festividad, quiero compartirles mis reflexiones al respecto e invitarlos a que me compartan las suyas.

La magia del disfraz no es algo exclusivo del 31 de octubre. Desde tiempos antiguos, los carnavales con sus máscaras y antifaces servían como mecanismo para dejar salir las presiones de la sociedad, puesto que con ellas todos se transformaban en seres indistinguibles por estatus económico, afiliación política, raza o género, entre otros. Este hecho de no poder ser reconocidos, no sólo eliminaba las barreras sociales, económicas y culturales, sino que además permitía que se hiciera una crítica o sátira de la sociedad vigente, sin posibilidad o necesidad de castigo. Era un día al año, en dónde todos eran iguales y podían expresarse sin temor.

Aún hoy en día, en ciudades como Pasto, Nariño, el carnaval mantiene esa esencia, así no se usen máscaras o antifaces. Cuando todos los asistentes están cubiertos de blanco debido al talco o a la espuma, o de negro gracias al betún, todos se vuelven indistinguibles y se transforman en un único cuerpo social celebrando la vida. Y sus muñecos, comparsas y estructuras de años viejos, les permiten hacer críticas y sátiras del gobierno y del mundo, con la esperanza de que el próximo año la realidad será mejor. Es un momento único al año, en donde todos celebran la vida y su deseo de una realidad mejor, sin distinciones.

Ahora, para los que no contamos con carnavales en nuestras ciudades, le celebración del halloween ofrece o podría ofrecer algo similar. Es un momento idóneo para eliminar paradigmas, creencias y dogmas que nos limitan, gracias a que podemos experimentar un mundo diferente, sin críticas ni prejuicios. Nos permite ser por un día, aquello que soñamos ser pero que no nos atrevemos. Nos ofrece la posibilidad de expresarnos libremente, sin el temor a la crítica social. Sirve de ventana a otro mundo y quizás, uno mejor.

El disfraz permite que hombre y mujeres intercambien roles, o que el ser feo y terrorífico sea motivo de alabanza, o que el tímido sea sensual y atrevido, o que el bandido sea policía, o que el corrupto sea honesto, entre muchas opciones.

Por lo tanto, ojalá todos los días fueran halloween, no para poder disfrazarnos, sino para poder quitarnos el disfraz de la “normalidad” y sentir finalmente que podemos ser nosotros mismos, sentir que sin importar cómo luzcamos seremos aceptados, sentir que nadie nos criticará por ser diferentes, y sentir que podemos ser la mejor versión de nosotros mismos. Ojalá ese día al año, donde todos somos iguales, indistinguibles y que podemos opinar sin temor, se convirtiera en la realidad de todos los días.

¿Qué piensan ustedes?

Los invito a dejar sus reflexiones y sus fotos de halloween. ¡Feliz día!


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Moción: el dilema de las redes sociales.

Hace mucho tiempo que no hago una moción sobre una película, pero creo que el documental / drama de Netflix denominado “El dilema de las redes sociales” lo merece porque creo que todos deberíamos verlo para sacar nuestras propias conclusiones. Estas son las mías:

1. Las Inteligencias Artificiales (IA) nos están destruyendo. No porque sean malas, sencillamente porque las hemos diseñado para hacer todo lo posible para atraer nuestra atención con el objetivo de monetizarla. De esta forma, nos imponen un filtro inconsciente sobre la realidad, al mostrarnos sólo cosas que nos gustan, porque hay mayor posibilidad de que “consumamos” algo que nos gusta. Esto reduce nuestra capacidad de ver cosas y opiniones diferentes, lo que reduce nuestra capacidad de simpatía, respeto y tolerancia por lo diferente. Nos polarizan, sin darnos cuenta.

2. El Big Data está rediseñando nuestras narrativas, definiendo quienes somos. Nosotros somos el resultado de nuestras propias historias y de los cuentos que nos contamos sobre nosotros mismos, de forma consciente o inconsciente. No obstante, las empresas poseen ahora tanta información de nosotros y la pueden usar de forma consciente para lograr un objetivo, haciendo que sean mejores a la hora de predecir nuestro comportamiento y a la hora de crear las historias que nos definen. Construyen nuestros gustos, nuestras decisiones e incluso nuestras creencias.

3. Nos estamos devaluando como producto. El producto que venden las redes sociales somos nosotros mismos, nuestra información y nuestra atención. Y entre más tiempo pasamos en ellas y más consumimos a través de ellas, más atractivos somos, por lo que el esfuerzo por mantenernos conectados será aún mayor. Adicionalmente, al igual que cualquier producto en el mundo capitalista, entre más acceso, menor valor. Es decir que entre más redes sociales tienen acceso a nosotros y entre más tiempo pasemos en ellas, más baratos somos. Por lo tanto, somos más productivos y costamos menos, lo que nos convierte en mano de obra barata, por no decir esclavos del sistema.

Por lo tanto, creo que debemos empezar a aplicar algunas de estas ideas:

1- Deliberadamente sigamos a personas que piensen diferente e interactuemos con cosas que no nos gustan. Así eliminamos el sesgo y la polarización en las cosas que consumimos en redes.

2- No tomemos decisiones sólo basándonos en lo que aparece en redes sociales. Consultemos con personas reales, familiares y amigos.

3- Saboteemos al sistema de vez en cuando, dando clics a cualquier cosa, buscando cosas opuestas y haciendo cosas inesperadas, para que el sistema no pueda definirnos. No nos dejemos encasillar y disfrutemos los nuevos descubrimientos.

4- Valoricémonos como producto. No pasemos tanto tiempo en las redes, cerremos las que casi no usamos, eliminemos las notificaciones y cancelemos las suscripciones a listas de correos de cosas que realmente no estamos buscando conscientemente en este momento.

¿Y cuales son tus conclusiones?


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Moción: ¿Era de la información o del conocimiento?

Durante varios años consideramos que estábamos en la era de la información o en la era del conocimiento, y usábamos ambas palabras indistintamente para hablar de esta nueva era, pues considerábamos que a mayor información, mayor conocimiento. No obstante, si algo debería habernos quedado claro, es que tener acceso a información es muy diferente a adquirir conocimiento.

La información, al igual que cualquier producto en un sistema capitalista, reduce su valor en la medida en que el acceso aumenta. Es decir que el valor y el acceso son inversamente proporcionales. Cuando la información, o cualquier producto, está disponible sólo para algunos, su valor aumenta, y por el contrario, entre más fácil es su acceso, su valor disminuye. Por lo tanto, en este mundo moderno, en dónde todos tenemos no solo acceso a consumir información, sino también a producir información sin mayor control, el valor de la misma disminuye.

Es por esto que actualmente contamos con más información, pero probablemente con menos conocimiento, porque esta devaluada era de la información hace cada vez más difícil que podamos construir conocimiento. Hay tanta información (buena, mala y regular) que se hace más complejo poder discernir la información útil que realmente nos aporta o nos lleva a adquirir un conocimiento profundo de algún tema. Y de la mano con la velocidad en que la tecnología avanza, como lo comenté en la entrada “Tecnología y humanidad (Tiempos de asimilación)”, cada vez tenemos menos tiempo para alcanzar a procesar la información y volverla conocimiento, porque cuando lo hacemos, ya la información se ha vuelto obsoleta.

Por lo tanto, sin lugar a dudas vivimos en la era de la información, pues constantemente estamos bombardeados de información, que las corporaciones comerciales, los algoritmos o las Inteligencias Artificiales consideran de nuestro interés, pero difícilmente podríamos hablar de una era del conocimiento. Como lo demuestran las noticias falsas y los contenidos mal intencionados que buscan desinformar, muchos no tenemos la capacidad de reconocer esta información errónea o falsa y terminamos replicándola, generando cada vez más desinformación y dificultando la construcción de conocimiento real y útil.

¿Cómo hacemos entonces para generar verdadero conocimiento? Primero, creo que debemos ir más allá del 1er resultado de la búsqueda y más si es un anuncio. Debemos al menos consultar 2 o 3 fuentes, como mínimo, para validar la información. Segundo, creo que debemos valorar el esfuerzo periodístico y educativo, por encima del comercial, recurriendo a fuentes de medios e instituciones reconocidas por la calidad de su información. Tercero, creo que debemos experimentar más. La información de otros es útil, sólo en la medida en que yo puedo aplicarla en mi vida y volverla conocimiento empírico. Por consiguiente, no repliquemos ni compartamos información sin validar, que venga de fuentes desconocidas y que no podamos corroborar por nosotros mismos, para evitar seguir difundiendo información devaluada, falsa o errónea, que no aporta.

Pero bueno, como siempre, estas son sólo algunas ideas, mis ideas, y lo importante acá no es que me crean, sino que esta moción los invite a la reflexión, a pensar al respecto y a sacar sus propias conclusiones. E idealmente, a que nos compartan esas conclusiones para que entre todos, podamos ir construyendo conocimiento útil para vivir en el mundo moderno y que nos ayude a crear un mundo mejor y viable para todos.


Si lo prefieren, pueden también ver la moción en video:

Moción: 28S – Día de acción global por un aborto legal y seguro.

El 28 de septiembre, desde 1990, se celebra el día de acción global por un aborto legal y seguro que busca exigir a los gobiernos la despenalización y la legalización del aborto con el objetivo de evitar que más mujeres mueran por causa de abortos inseguros, realizados en sitios clandestinos y sin las condiciones médicas necesarias. Como es de esperarse, esta iniciativa tiene grandes detractores, especialmente los que consideran que la vida se origina desde la concepción, por lo que el aborto representa para ellos, un asesinato o la violación al derecho a la vida. Por lo tanto, el objetivo de esta moción, es contarles mis reflexiones al respecto, para que cada quién saque sus conclusiones.

Primero, sin lugar a dudas, el aborto clandestino e inseguro es un riesgo de salud pública mundial. Según la OMS, aproximadamente entre el 5 y el 13% de la mortalidad materna anual se debe a este tema, anualmente se producen unos 25 millones de abortos inseguros y los costos por complicaciones médicas causadas por estos abortos clandestinos ascienden a USD$ 553 millones. Esto demuestra que el aborto es una realidad en el mundo entero y que hacerlo de forma insegura aumenta la tasa de mortalidad en las mujeres y los costos de los sistemas de salud.

Segundo, cada ser humano es responsable y dueño de su vida y su cuerpo, y nadie debería poder imponer su voluntad sobre otros. Así como actualmente nadie debería poder poner grilletes y esclavizar a otro ser humano para que haga lo que la otra persona desee, u obligar a alguien a ingerir drogas para ser transportadas ilegalmente, así tampoco nadie debería poder obligar a una mujer a seguir con un embarazo no deseado o que pone en riesgo su propia vida. Por lo tanto, creo que las mujeres deberían tener este derecho a decidir sobre su cuerpo.

Tercero, el derecho a la vida es o debería ser, inviolable. Toda vida es valiosa y debe respetarse. En este punto espero todos estemos de acuerdo. El problema aparece entonces en la definición de cuándo inicia la vida. Si pensamos que la vida comienza al nacer “vivo”, entonces no hay conflicto entre el aborto y el derecho a la vida. Si consideramos que la vida empieza antes de nacer, el conflicto se vuelve un dilema de tiempos, pues sería viable y válido el aborto mientras se dé antes del tiempo definido. No obstante, el mayor conflicto se presenta entre los que consideran que la vida se gesta, desde el momento de la concepción, pues claramente hay un dilema entre la vida de la madre o del feto, que nos exige tomar partido y valorar cuál vida es más valiosa.

Por lo tanto para mi, la vida se origina cuando el feto es capaz de vivir independientemente de la madre, sea o no que necesite ayuda médica para sobrevivir. En este sentido, el aborto debería ser legal y un derecho para las mujeres que ven en riesgo su salud física y mental, hasta antes que el feto haya alcanzado esta etapa de madurez, en dónde ya podría nacer y sobrevivir. Esto, para respetar la vida de ambos, prevenir los riesgos de abortos clandestinos e inseguros, y respetar el derecho que cada mujer tiene sobre su cuerpo.

¿Quienes somos para imponerle a una mujer que tiene que, no sólo dar a luz, sino responsabilizarse el resto de su vida por un hijo(a) producto de una violación, o de un bebé con malformaciones, o sencillamente de un bebé no deseado sobre el cuál no tiene las condiciones para brindarle una vida digna? Creo que no tenemos ese derecho y creo que ellas si deberían tener el derecho para decidir.

Finalmente, tener el derecho no significa tener que usarlo. Tener la posibilidad de abortar no es una invitación a hacerlo sin medida y control, pero si es una garantía para que las mujeres puedan decidir sobre sus vidas, con responsabilidad, cuando así deban hacerlo, pues nadie está exento de situaciones imprevistas.

De nuevo, estas son mis reflexiones y me encantaría conocer las de ustedes, así que bienvenidos sus aportes.


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Moción: Tecnología y humanidad (Prótesis antropológica)

La tecnología, al igual que todas las creaciones humanas, es una extensión de nuestro ser y de nuestro cuerpo. Es decir que la tecnología no es buena ni mala por si sola, depende es de quién la usa y con qué propósito. Es por eso que se puede considerar como una prótesis antropológica.

El deseo de ver más lejos o más cerca determinó la creación de los telescopios y de los microscopios. El interés por desplazarnos más rápido desencadenó la creación de las bicicletas, los vehículos automotores y los aviones. Con el objetivo de poder almacenar más información, procesarla más rápido y predecir resultados es que creamos las computadoras, los procesadores y las inteligencias artificiales. Y con la intención de entretenernos y divertirnos es que creamos los juegos, videojuegos, películas, libros, y demás.

Es decir, toda tecnología nace de una necesidad humana o de una interpretación humana sobre el mundo. Por eso toda la tecnología está adaptada a nuestro cuerpo, a nuestro ser, y es un reflejo de nuestra propia humanidad. La única forma de enseñarle a una maquina algo, es enseñándole como si fuese un humano y creando componentes como si fuesen parte de nuestro ser, pues finalmente somos el único ser inteligente que conocemos y del que podemos aprender.

Por lo tanto, el internet, los videojuegos, las redes sociales, los celulares y la televisión, por mencionar algunas tecnologías, no son malas o buenas de por si, sino que se encargan de amplificar lo que cada uno de nosotros tiene por dentro. Si somos dispersos, violentos y asociales, por decir algo, estas tecnologías sin lugar a dudas amplificarán esas características inherentes y desencadenarán resultados negativos. Si por el contrario, somos enfocados, creativos, inquietos intelectualmente, estas tecnologías igualmente amplificarán nuestra esencia, con resultados muy positivos.

Esta es la razón, por la cual el documental de Netflix “Los dilemas de las redes sociales” menciona que el problema de fondo es que estás inteligencias artificiales, entrenadas por humanos para producir dinero más efectivamente, están sacando a la luz lo peor de nosotros mismos. Es como una amiga mía me dijo en estos días, es que el miedo en Facebook funciona muy bien como estrategia comercial, razón en parte por la cual, hay tanta “información” en las redes que sólo busca polarizar, encender emociones y generar terrorismo, porque le hemos enseñado al sistema y a nosotros mismos que esto produce resultados económicos.

Por lo tanto, el problema no es la tecnología por si misma, el problema somos nosotros, los humanos, en la forma en que la usamos y la forma en que la programamos para sacar lo peor de nosotros mismos. De esta forma, si comprendemos este hecho, podemos entonces prepararnos mejor a nosotros mismos y a nuestros hijos, para afrontar e interactuar con las tecnologías. Entre más nos conozcamos, más sabremos aprovechar las ventajas de la tecnología, minimizando los riesgos. Es como comprender que si alguien es alérgico a los perros, no puede estar cerca de ellos; o si alguien es obsesivo compulsivo, el alcohol no es una buena opción; o si alguien es adicto a la adrenalina y la emoción, los casinos no son una buena alternativa.

Conozcámosnos mejor para comprender como la tecnología, como prótesis antropológica que es, puede sacar lo mejor o lo peor de nosotros mismos. ¿Qué tecnología saca lo mejor y cual lo peor de nosotros? Compártenos tus opiniones y tus experiencias.


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Moción: Tecnología y Humanidad (Tiempos de asimilación).

Todo cambio requiere un proceso de ajuste para poder asimilarlo y medir los impactos y las consecuencias que ese cambio introduce. No obstante, en un mundo cada vez más tecnológico como el nuestro, los cambios se producen más y más rápido, sin dejarnos el tiempo necesario para asimilarlos adecuadamente, pero sobre todo, sin el tiempo para poder medir el impacto que tendrán en nuestras vidas y en el planeta en general.

Actualmente aún no hemos aprendido a manejar una tecnología y a comprender sus impactos, y ya hay una nueva tecnología que la reemplaza, volviéndola obsoleta. Y cada vez los tiempos son más cortos, así que cada vez nuestro conocimiento sobre las mismas son más limitados. Es decir, tenemos y usamos más tecnologías pero conocemos cada vez menos sobre sobre ellas y sus implicaciones.

Así como cuando se desarrolla una vacuna, que se necesita probar en diferentes personas, con diferentes condiciones de salud, y esperar unos tiempos prudentes (Años probablemente) para determinar que no haya implicaciones en la salud a corto, mediano o largo plazo, así debería operar el resto de las tecnologías, pero no es así.

Inventamos los aerosoles y sólo años después descubrimos que estaban causando la destrucción de la capa de ozono, razón por la cual tocó prohibirlos. Sólo ahora, cuando el planeta está saturado de plásticos, vemos las consecuencias de su uso, al comprender que no se degradan naturalmente o que tardarán millones de años en hacerlo. Usamos vehículos con energía no renovable y contaminantes, pero únicamente décadas después nos dimos cuenta de esto y sólo hasta ahora, estamos intentando migrarlos a tecnologías más limpias, sin saber si las consecuencias sean ya irreversibles. Y hemos implementado grandes extensiones para criar ganado, disminuyendo los bosques, creando más gases invernaderos y afectando nuestras dietas hasta niveles desconocidos en su totalidad aún.

Pero la historia continua. Hoy en día usamos celulares y los cargamos a todo lado con nosotros, usamos relojes o dispositivos inteligentes que nos monitorean todo el tiempo, contamos con redes 4G y 5G, usamos las redes sociales, compramos productos, usamos inteligencias artificiales y hacemos miles de cosas con ayuda de la tecnología que sentimos y creemos que nos están facilitando la vida, pero desconociendo si nos están destruyendo, porque no hemos tenido el tiempo suficiente para medir sus impactos y asimilar sus consecuencias.

Y todo por intereses económicos, porque retrasar un lanzamiento para estudiar sus consecuencias puede hacer que otros tengan la misma idea y la comercialicen primero. Porque hacer los productos obsoletos hace que la gente tenga que comprar de nuevo. Porque vender tecnología como “verde”, “Ecológica” o “Saludable”, aún sin estudios suficientes sobre el impacto, es más rentable. Y así, la lista continua, pero el trasfondo es el mismo… producir más ganancias para ser más ricos.

Desafortunadamente no hay salidas rápidas ni fáciles. No se trata de no usar tecnología y volver a tiempos antiguos. Se trata de ver como entre todos, al comprender esta realidad, buscamos alternativas para que como sociedad tengamos más tiempo para asimilar las tecnologías y sus impactos. Puede ser reduciendo los tiempos de obsolescencia, puede ser restringirnos de ser adaptadores tempranos de tecnologías que no tengan estudios suficientes sobre el impacto en las personas y en el planeta. Puede ser asumiendo la responsabilidad sobre las tecnologías y no delegando el estudio de sus impactos a otros.

Pero bueno, estas son sólo algunas ideas mías y lo importante es lo que ustedes piensan. ¿Cómo creen que podemos hacer para poder asimilar mejor las tecnologías y medir su impacto en la sociedad de forma anticipada? Quedo atento a sus aportes.


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Moción: Mentalidad vagabunda.

En estos días vi una charla de Gregorio Luri donde menciona que nuestra mente es vagabunda, término que me llamó muchísimo la atención, así que quise crear esta moción para compartir mis reflexiones sobre el tema.

Nuestra mentalidad es sin lugar a dudas vagabunda, pues cualquier nuevo estimulo en el ambiente nos desvía la atención de lo que estamos haciendo. Y ahora es probable que tengamos más estímulos que en tiempos pasados, lo que nos lleva a pensar que cada vez nuestra mentalidad es y será más vagabunda. Y luego nos estamos preguntando por qué nuestros hijos tienen problemas de concentración. Bueno, en parte porque los sobre estimulamos, pues desde bebes no tienen 3 juguetes sino que tienen 30.

El ser humano, como cualquier animal, vive en un estado de alerta permanente, revisando lo que pasa a su alrededor para lograr sobrevivir al entorno. Así pues, cuando se concentra en algo, reduce su campo sensorial para poder llevar a cabo la tarea, más sin embargo, nunca somos capaces de eliminar la percepción del ambiente por completo. Por lo tanto, nuestra mente siempre vaga entre la mirada concentrada y la mirada generalizada.

De esta forma hemos logrado sobrevivir por miles de años. Logramos concentrarnos lo suficiente para manejar un vehículo, sin desligarnos del ambiente, para reconocer a tiempo cualquier riesgo en el camino, que pueda venir por delante, por detrás y por los lados. En el mismo sentido, logramos caminar por la calle, incluso si estamos chateando por el celular, porque cierta parte de nuestro cerebro sigue revisando si hay objetos moviéndose a nuestro alrededor que puedan ponernos en peligro.

Ahora bien, aún si una oficina, por decir un ejemplo, es un lugar seguro, nuestra mente sigue teniendo esa misma lucha interna. Nos concentramos para hacer una tarea, pero de repente hay una alarma que nos indica que hay un nuevo correo electrónico, o que alguien nos está escribiendo por whatsapp, o que a alguien le gustó nuestra foto en Facebook o en Instagram, o que nuestro tweet está siendo retweetiado, lo cual activa nuestra mentalidad vagabunda natural y nos desconcentra de lo que estábamos haciendo.

Y entre más aplicaciones, programas, asuntos pendientes o intereses tengamos a nuestro alrededor, más dispersa y vagabunda será nuestra mente, pues más estímulos exteriores tendremos y más vagará nuestra concentración. Ahora bien, esta tendencia parece que no cambiará y cada vez tendremos más estímulos distractores a nuestro alrededor. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Lo primero es entender que todos tenemos mentalidad vagabunda, entonces la concentración no es un tema de inteligencia (Poder) sino un tema de voluntad (Querer). Y la voluntad no significa tener la capacidad para no distraerse, sino para volver a concentrarse inmediatamente. Es la capacidad de entrenar a nuestra mente para que regrese lo más pronto posible a un estado de concentración. Y en segunda medida, buscar espacios seguros y libres de distracciones para poder darle espacio a nuestra mente para que se concentre sin estar siendo alterada por el ambiente. De esta forma desarrollamos la voluntad de volver a concentrarnos frente a pocos estímulos y luego podemos ir aumentando los estímulos, en la medida en que aumenta nuestra voluntad.

Por lo tanto, si tienes el deseo de permanecer más tiempo en estado de concentración, te invito a que pongas en práctica los dos puntos anteriores y me cuentes los resultados. Y recuerda, eliminar los estímulos requiere una decisión física (Dejar el celular en silencio y en el cajón, por ejemplo) y una decisión mental para no estarlo buscando y viéndolo así no hayan sonado las alertas, porque el resultado sería peor. Es mejor ocuparse sólo de la distracción cuando aparece, que estar pre-ocupado pensando en la distracción que aún no ha sucedido.

Aceptemos nuestra mentalidad vagabunda, pues así somos, y desarrollemos nuestra voluntad para poner atención, aún a temas que no nos interesan.

También puedes ver el video de esta moción:

Moción: No hay respuestas técnicas para los problemas humanos.

En un mundo cada vez más tecnológico y con grandes avances científicos, tendemos a desear encontrar respuestas técnicas para nuestros problemas humanos. Es por esto que ahora abundan los libros, videos, audios y demás formas de comunicación que “venden” ideas como “Las 7 claves para ser felices”, “Los 3 pasos para ser exitosos”, “Manual paso a paso para educar a tus hijos”, “Los 10 mandamientos para una relación de pareja exitosa”, “Pierde 10 kilos en 1 semana”, etc., que venden la idea de que podemos sistematizar, reducir, simplificar y procedimentar el comportamiento humano, cuando toda la evidencia nos recuerda permanentemente lo contrario.

No existen fórmulas mágicas o recetas perfectas para los deseos humanos, por mucho que lo deseemos. Los seres humanos somos supremamente complejos y una mínima variación puede cambiar profundamente el resultado. Es por eso que incluso los hermanos gemelos se comportan de forma diferente. No importa que tengan los mismos genes, la misma familia, la misma alimentación, la misma educación, etc., en algún momento tendrán experiencias diferentes, conocerán personas diferentes, decidirán caminos diferentes, desembocando en que cada uno, por muy similares que sean físicamente, tendrá una personalidad y una vida muy diferente.

Si eso pasa en ese nivel, pues que podemos esperar de la sociedad en general, en donde todos tenemos ADN diferente y nuestra educación, formación, composición familiar, creencias, juicios, recursos, ambiente, amistades y millones de cosas más son diferentes. Es por eso, en gran medida, que los estudios científicos aportan pero no pueden ser concluyentes, porque para tener certeza de algo todos tendríamos que vivir, pensar, actuar y sentir exactamente lo mismo durante toda nuestra vida.

Por consiguiente, no hay dietas perfectas y aplicables a todos, no hay rutinas de ejercicios que respondan igual a todas las capacidades físicas y no hay recetas simples y perfectas para ser felices, exitosos, educar correctamente a los hijos, construir un mundo mejor, tener buenas relaciones de pareja, etc. Es por eso que mi libro se llama “Ética para un mundo viable” y no “Las 6 claves para un mundo viable”, porque si bien menciono algunas ideas sobre cómo podemos construir un mundo mejor, no es una receta, no es una fórmula, es más vale una invitación a que todos aportemos desde nuestras diferentes realidades. Claro, el segundo título sería más vendedor, pero no sería real.

Aceptemos entonces que no hay fórmulas mágicas ni herramientas técnicas que resuelvan los problemas humanos y emocionales. Lo único que podemos hacer es vivir, experimentar y aprender. Lo que me funciona a mi, puede que no le funcione a todos los demás. Y al revés. Pero si podemos compartir esas experiencias ajenas, para que nosotros mismos experimentemos y saquemos nuestras propias conclusiones.

No somos perfectos y homogéneos, ni tenemos que serlo. Y es por eso que estas mociones no son píldoras de sabiduría, no son fórmulas ni secretos, son solo una invitación al diálogo y a la reflexión, para que cada uno saque sus propias conclusiones, viva su propia realidad, elija su propia felicidad y aporte su grano de arena para construir un mundo en donde quepamos todos.

¿Que piensas tú?

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Moción: No lo tomes personal

Permanentemente interactuamos con diferentes personas en nuestro día a día, causando distintas reacciones según el contexto, lugar y momento. Frente a estas, en caso de ser negativas, nos podemos sentir afectados, adoloridos, tristes, inquietos, por mencionar algunas emociones, pero la realidad es que debemos comprender que en la gran mayoría, las reacciones no las provocamos nosotros, es decir que nosotros no somos la causa, somos más vale los mensajeros, así que por eso es importante aprender a no tomarlo como algo personal.

Nuestra personalidad está compuesta entre muchas cosas, por nuestras historias, enseñanzas, juicios, creencias y experiencias, las cuales van configurando “programas” en nuestra mente. Estos programas, tienen un botón de encendido, por así decirlo, algo que los activa. Estos disparadores, encendedores o activadores, como queramos llamarlos, son los que despiertan parte de nuestra personalidad. Por lo tanto, cuando provocamos reacciones en los demás que parecen desproporcionadas, en su mayoría son provocadas no por nosotros, lo que dijimos o hicimos, sino por esos disparadores de emociones.

Por ejemplo, personas con miedo al rechazo o al abandono pueden actuar de forma agresiva cuando sienten que alguien puede abandonarlos o rechazarlos, de nuevo. En muchas circunstancias, no importa quién provoca el sentimiento, puede ser cualquier pareja, amigo o familiar, lo que importa es el sentimiento que producen, el cuál activa nuestro programa, generando cierto tipo de reacciones según nuestra personalidad. Es decir, nuestras reacciones en general no manifiestan algo sobre los demás, expresan algo sobre nosotros mismos.

En mi caso, el tráfico solía ser un activador de ira. Siempre que iba manejando, estaba esperando a algún impudente que desobedeciera alguna señal de tráfico o generara algún riesgo en la vía para pitarle e insultarlo. Como pueden ver, en estos casos yo desconozco a las personas, así que mi reacción realmente no era contra ellos en su totalidad, sino que mi reacción era originada por mi deseo de que todos fueran respetuosos de las normas. Ellos no eran los causantes de mi ira, ellos sólo la disparaban.

O en el trabajo, un jefe puede estar preocupado porque los resultados no se están dando, razón por la cual, cuando alguien llega con una mala noticia, se desquita con esta persona. El problema no es la persona, ni siquiera la noticia, el problema es que eso activa la angustia, el estrés o el miedo del jefe.

Por lo tanto, debemos comprender esta situación para que la próxima vez que creamos que la reacción que causamos en otra persona es desmedida, podamos conversar con esa persona para entender si sólo somos los mensajeros que activamos programas en la mente de los demás, o si tenemos realmente alguna “responsabilidad” en esa reacción. Si así es, podemos trabajar al respecto, de lo contrario, debemos entender que no es personal porque no es acerca de nosotros, es sobre ellos.

Y al contrario, debemos aprender a distinguir cuando las emociones nos envuelven, si son las personas, circunstancias o cosas las que realmente tienen la responsabilidad de provocarnos esas emociones, o son sencillamente mensajeros que activan nuestros miedos internos. Si el problema somos nosotros, entonces debemos aprender a controlar nuestras emociones y hacer entender a las personas que no es con ellos, que no es personal, y evitar que se repita. Por el contrario, si efectivamente hay algo en ellos que provoca la reacción, debemos igualmente conversarlo para seguir fortaleciendo nuestras relaciones.

¿Conoces cuales son tus disparadores? ¡Compártelos con nosotros!

Adicionalmente, puedes ver el video: