Todos los días veo y escucho en las noticias que el gobierno está haciendo algún movimiento político para tratar de ganar los favores de los diferentes partidos y así poder sacar adelante sus propuestas. Lo aterrador de esto, es que nos parece normal, nos parece que es un ejercicio propio de la democracia, cuando en realidad es una más de las facetas de la corrupción reinante.
Pocas veces, o casi nunca, las noticias hacen referencia a que el gobierno abrió un gran debate entre los partidos para crear una ley más incluyente, en donde todos, o casi todos, nos sintamos representados, de tal forma que no importa si somos del partido de gobierno, o de su coalición, o de la oposición, todos podamos estar a favor de esa ley, porque todos, o casi todos, sentimos que es favorable para el país.
No, en vez de eso, sencillamente el gobierno trata de obtener mayorías, comprando votos a través de puestos públicos o favores a los partidos, y así poder ejecutar sus planes de gobierno. Por lo tanto, ¿En qué momento perdimos el norte de la democracia y lo que representa, y la convertimos es esta corrupción permanente disfrazada de democracia?
Más allá del ejercicio del voto, ¿Cuándo ejercemos la democracia? Elegimos unos políticos y unos partidos para que nos representen, pero estos nunca vuelven a consultar al pueblo para que su voz sea la voz de las personas que los eligieron, sino que su voz se vuelve sencillamente la voz de sus propios intereses.
No se ustedes, pero yo estoy cansado de ver y escuchar en las noticias que la corrupción sea tratada como un ejercicio normal de la democracia. Estoy frustrado, que la mermelada, el otorgamiento de puestos a dedo, sin meritocracia, sólo para contentar a los partidos que pueden ayudar a movilizar la balanza del poder hacia el partido de gobierno, y los favores políticos en general, no se consideren corrupción, sólo porque no hay dinero visible de por medio, pero cuando claramente se trata de un ejercicio para comprar las decisiones de las personas y los partidos.
El debate de las ideas y el principio del bien común ha muerto. Lo único que queda en la mal llamada democracia no es más que los intereses de pocos y la corrupción disfrazada de normalidad. O ustedes ¿qué piensan y sienten?
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