En días pasados la Corte Constitucional despenalizó el aborto hasta la semana 24 en Colombia, lo cual ha generado sentimientos encontrados entre la población. Algunos se oponen a la decisión rotundamente, otros la celebran fervientemente y otros la aceptan, aunque consideran que 24 semanas es mucho tiempo. Frente a este tema, sólo quiero abrir la reflexión sobre la libertad de creencias, porque creo que es el trasfondo de la discusión.
Entiendo que quienes consideran que la vida arranca desde el momento de la concepción se opongan a abortar; también entiendo a quienes consideran que la vida sólo inicia al momento de nacer-vivo, y que por lo tanto tienen la libertad de tomar cualquier decisión antes de; y finalmente también entiendo a quienes están en el medio, ya sea que consideren que el plazo para tomar la difícil decisión de abortar debe darse en determinada semana. Por consiguiente, acepto la diversidad de creencias y la decisión que cada persona toma sobre su vida y la vida del ser que se está formando.
Ahora bien, lo que no entiendo es por qué queremos imponer nuestras creencias a los demás. En este caso, ya sea que nuestra creencia sea un no rotundo al aborto o que el aborto deba suceder unas semanas antes. La decisión de Corte no exige a que todas las mujeres deban abortar o que deban hacerlo a la semana 24. Sencillamente legitima el derecho a hacerlo a las personas que así lo consideren.
En este sentido, la decisión personal de otra persona sobre este tema es precisamente eso, personal. No soy yo quien va a tener que dejar de trabajar para cuidar el bebé; no soy yo quien le va a pagar el colegio, la universidad, la enfermera o la niñera en caso de necesitarlo; no soy yo quien lo va a maltratar por no desearlo; y no soy yo el responsable por esa vida, sólo los padres son los responsables y son ellos quienes pueden y deben tomar la decisión a consciencia.
Por lo tanto, de nuevo, no entiendo por qué queremos obligar a las personas a que tomen las decisiones que nosotros tomaríamos. No me opongo a que expresen su opinión y tratan de convencerlos, pero si me opongo a que quieran quitarles ese derecho a tomar su decisión, considerando que la libertad es uno de los pilares de la humanidad y de las democracias.
Celebro por lo tanto que cada persona tenga el derecho de tomar su propia decisión, después de un análisis profundo sobre lo mejor para ellos y la vida que vienen el camino. Finalmente, son ellos y sólo ellos los que vivirán con las consecuencias de sus decisiones.
Los invito a no oponerse a este derecho y por el contrario a trabajar para mejorar las condiciones de vida de todos en el planeta para que ojalá nadie considere esta decisión.
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