Todo padre y/o madre que ame a sus hijos ha hecho lo mejor posible para educarlos, con las herramientas a su disposición y basados en sus creencias y conocimientos. Esto no significa que no hayan cometido errores o que no hayan podido hacer las cosas diferentes, pero si que lo hicieron con las mejores intenciones.
Muchas veces sin embargo parece que olvidamos este principio y nos peleamos con nuestros padres por la forma en que nos educaron. Ya sea que nos hayan enseñado poco o mucho, que nos hayan dado todo o nada, que nos hayan reprimido con correa o con palabras de amor, o que hayan estado presentes mucho o poco tiempo, siempre los hijos nos quejaremos por cualquier cosa que se hizo o se dijo, o que se dejo de hacer o decir.
La invitación por lo tanto es a recordar este principio. Podemos seguir discutiendo con nuestros padres, pero mientras lo hagamos reconociendo que lo hicieron con la mejor de las intenciones, pensando siempre que era lo mejor para nosotros, no hay motivo real para permanecer enojados.
Claro, hoy podemos pensar que lo que ellos consideraban era lo mejor para nosotros no lo era tanto, pero no lo sabían y no tenían cómo. Y lo mismo nos va a pasar a los nuevos padres. Haremos lo mejor, los educaremos buscando lo mejor para ellos, pero seguramente nos equivocaremos y sólo con el pasar del tiempo sabremos si las decisiones que tomamos fueron las mejores o si pudimos hacer algo diferente.
Pero es que así es la vida. Cada decisión que tomamos lo hacemos convencidos de que será lo mejor, sin embargo, sea el resultado positivo o negativo, tampoco tenemos la opción de devolver el tiempo para probar la otra opción. Lo vivido, vivido está y no hay nada más que hacer que aceptarlo y aprovecharlo para tomar las nuevas decisiones.
Por lo tanto, ama y respeta a tus padres, agradéceles sus buenas intenciones y reconoce que hicieron lo que creyeron era lo mejor, te haya gustado o no y estés de acuerdo o no. Y educa a tus hijos de la misma forma, sabiendo que no eres perfecto, que te vas a equivocar pero reconociendo que lo haces con las mejores intenciones de acuerdo a tus capacidades.
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