Moción: Profecías autocumplidas

Nuestra vida no es otra cosa que una seria de profecías autocumplidas porque somos el resultado de las historias que nos contamos a nosotros mismos. Por lo tanto, la moción de hoy pretende invitarte a que crees mejores profecías para que tu historia sea el resultado de una planeación consiente y no producto del azar o de lo que la sociedad desea imponerte.

Por ejemplo, ciertas comidas no nos placen a la vista o al olfato, razón por la cual pensamos y decimos que no nos gustan, así nunca las hayamos probado. Y puede que pasemos toda la vida sin probarlas o puede que las probemos un poquito, y nuestra profecía se haga realidad porque de antemano le estamos mandando mensajes a nuestro cuerpo que no nos gusta. Por lo tanto, creamos una historia sobre algo que creemos no nos gusta, o no hacemos el mayor esfuerzo para intentar adquirir el gusto. De cualquier forma, la profecía se autocumple y nunca volvemos a consumir esos alimentos porque “no nos gustan”.

También nos pasa que ciertas cosas en la vida a las que no les ponemos la debida atención, cuando lo hacemos, se autocumplen. Por ejemplo, si alguien te dice un día “Uff, la ciudad está llena de huecos”, es probable que no sepas responder porque no lo has notado, pero de inmediato, apenas salgas a la calle, vas a empezar a mirar si hay huecos, y lo más probable es que caigas en todos porque los estás buscando, haciendo que la profecía se cumpla, reforzando la creencia de que en la ciudad hay muchos huecos.

Y esos dos ejemplos se pueden proyectar a toda nuestra vida y a todos los escenarios. Si nos dicen y creemos que somos inteligentes y dedicados, entonces estudiaremos mucho, lo que nos convertirá en alguien inteligente y dedicado. Por el contrario, si nos dicen y nosotros mismos nos decimos, que somos dispersos y flojos, entonces frente a cualquier tarea difícil nos rendiremos fácilmente, reforzando la profecía de que somos dispersos y flojos. Si creemos que tenemos un talento, trabajaremos ese talento y lo desarrollaremos hasta que la profecía se cumpla y seamos realmente buenos, mientras que por el contrario, si creemos que no tenemos talento, no trabajaremos en él, ni lo desarrollaremos, así que al final resultará que efectivamente no tenemos ese talento.

Es por esto que somos buenos en todo lo que consideramos que somos buenos, y somos malos en todo lo que creemos en lo que somos malos, porque todos los días nos reforzamos esas creencias y decidimos seguir practicando y desarrollando en lo que somos buenos, haciéndonos mejores, y desistimos de practicar y desarrollar en lo que no somos tan buenos, evitando que podamos mejorar. De esta forma, las historias y creencias que nos contamos a nosotros mismos, se vuelven nuestra propia historia, haciendo que nuestras profecías sobre nosotros mismos se cumplan.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

Por lo tanto, si quieres cambiar tu vida y forma de ser, empieza diciéndote mejores profecías sobre tu vida y sobre ti mismo, pues todo lo que te digas y te creas, se cumplirá. Si hay algo en lo que no eres muy bueno, piensa que lo eres y practica hasta serlo; Y si quieres alcanzar una meta pero no crees poder, mentalizate en que sí puedes y has todo lo que esté a tu alcance para lograrlo. Si lo crees, lo harás y lo conseguirás.

Y finalmente, cuando lo logres y puedas gestionar tu vida a tu antojo, entendiendo la importancia de las historias que tu mismo creas sobre ti, que te potencian o te limitan, podrás entonces comprender cómo tus historias sobre los demás también los afectan. Ten cuidado especialmente sobre lo que le dices a tus hijos o niños pequeños, pues esas historias y creencias marcarán su realidad hasta que sean capaces de moldear su propia historia.

Espero este mensaje te ayude a cambiar y mejorar tu vida, y ojalá quieras compartir tu experiencia, contándonos como tu creencia en ti mismo te limita o te potencia.

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Moción: Las palabras hieren, sólo si lo permites.

Las palabras y el lenguaje tienen un gran poder sobre nuestras vidas porque determinan la forma en que pensamos sobre los demás y sobre nosotros mismos, entre muchas otras cosas. No obstante, este proceso se da interiormente, en nuestra comunicación con nosotros mismos, así que en la práctica, las únicas palabras que tienen poder, son las tuyas. Cada uno de nosotros es el protagonista y narrador de su propia vida, por lo tanto, la única historia que cuenta es la que nosotros creamos sobre nosotros mismos.

¿Quién determina qué es la felicidad, la belleza, el amor, lo aceptable y lo ideal? Cada uno de nosotros. Por lo tanto, ¿Qué importa lo que los demás piensen? En realidad, si así lo decides, nada. Lo único que realmente importa es lo que tú pienses de ti mismo.

Las personas pueden intentar herirte y hacerte sentir inferior, pero eres tú el que decide si te dejas herir y si te dejas afectar por lo que los demás dicen. Los seres humanos tendemos a decir nuestras opiniones sobre lo que consideramos real para nosotros, y tratamos de extender nuestra realidad a los demás, para sentir que pertenecemos. Damos juicios de valor sobre lo que consideramos bello, inteligente, ideal, etc., pero debes recordar que no es más que eso, una opinión sobre una realidad, pero no necesariamente tú tienes que estar de acuerdo con esa opinión y esa realidad.

Este tema siempre me recuerda la película “Amor ciego”, porque si tu estás enamorado, nada más importa. Las personas pueden decirte que la persona que amas no es bella, inteligente, amable, etc., pero si tú la vez hermosa, te reta intelectualmente y es amable contigo, eso lo único que debería importarte. Lo mismo pasa con tu autoestima. Si otras personas te dice que eres una persona fea, boba, no interesante, etc., es su opinión, pero si tú te sientes una persona hermosa, inteligente e interesante, las palabras de los demás no pueden herirte ni tocarte.

El problema surge cuando permitimos que las palabras de otros, sus opiniones y realidades, nos hieran y se conviertan en nuestra propia opinión y realidad. Si sólo te consideras una persona bella porque te lo dicen, o inteligente porque obtienes buenas calificaciones, o interesante porque muchas personas te rodean, estás permitiendo que tu felicidad, tu vida y tu historia sea contada por otros. Dejas de ser el narrador y protagonista de tu historia y te conviertes en el títere de los demás.

Por lo tanto, no permitas que las palabras de los demás te lastimen y evita intentar lastimar a los demás con tus palabras. Confía únicamente en la historia que tu mismo te cuentas y crea la mejor historia de ti mismo, una historia que te recuerde siempre que eres una persona maravillosa y única, y que tienes todo para ser feliz.

Moción: El poder creador de la palabra

El lenguaje tiene la capacidad de crear universos enteros, porque con las palabras podemos hacer realidad lo que nuestra imaginación sueña, y al socializarla, hacemos que sea una realidad también para los demás. Cuando inventamos una nueva palabra estamos transformando ese imaginario en algo tangible, real.  Por lo tanto, si soñamos con un mundo mejor, debemos empezar a crear las palabras correctas y usarlas constantemente para que se transformen en realidad.

Nunca he visto un unicornio, minotauro, extraterreste o monstruo, por dar algunos ejemplos, pero solo por el hecho de que la palabra existe, y la conozco, estos personajes existen en mi realidad. No significa que crea en ellos, pero los puedo imaginar, así como cuando al escuchar las palabras playa, manzana o casa, puedo visualizarlas en mi mente.

Y es por esto que gracias a la literatura podemos sumergirnos en infinitas realidades. Los libros, las historias, nos pueden llevar al pasado, al futuro, a realidades alternas o a planetas lejanos. Todo lo que soñamos, al volverlo una palabra, se crea en nuestra realidad.

Independiente de cualquier creencia, el libro del génesis en la biblia es muy interesante porque demuestra el poder de la palabra. En él, Dios no crea la luz, las aguas, la naturaleza ni al hombre, Dios lo que hace es decir que se creen y les da nombres. Es decir, Dios crea todo el universo al decirlo y convertirlo en palabras. Y en ese sentido, tendría toda coherencia pensar que fuimos creados a su imagen porque tenemos ese mismo poder divino, el poder de crear nuestra realidad tan sólo mencionándola.

Si somos conscientes de este poder, entonces está en nuestras manos, o mejor dicho… en nuestras palabras, la capacidad de crear el mundo que soñamos. Pero para hacerlo, debemos empezar a ser conscientes de cómo hablamos y qué palabras usamos.

Hablar es algo tan natural como respirar y es por eso que lo hacemos de forma autónoma, repitiendo lo que escuchamos, sin muchas veces entender plenamente de lo que estamos hablando. Por lo tanto, no estamos creando nuestro propio mundo, sino que estamos repitiendo el mundo que nos rodea.

Esto explica por qué hay tanta corrupción, pese a que la mayoría pensamos que es mala para un país. Porque al decir constantemente expresiones como “Malicia indígena”, “Ser vivo”, “hoy por mi, mañana por ti” o “Es que dio papaya”, estamos creando un mundo de corrupción sin darnos cuenta.

Por lo tanto, piensa bien antes de hablar, escoge sabiamente las palabras que dices para que estás construyan el mundo que tu quieres, y no repitas palabras por que sí, sin entender el significado que estás cargan. Si lo haces, estarás un paso más cerca de aprovechar el poder creador de la palabra a tú beneficio. Úsalo, aprovéchalo para construir un mundo mejor para todos.