Moción: Tecnología y humanidad (Prótesis antropológica)

La tecnología, al igual que todas las creaciones humanas, es una extensión de nuestro ser y de nuestro cuerpo. Es decir que la tecnología no es buena ni mala por si sola, depende es de quién la usa y con qué propósito. Es por eso que se puede considerar como una prótesis antropológica.

El deseo de ver más lejos o más cerca determinó la creación de los telescopios y de los microscopios. El interés por desplazarnos más rápido desencadenó la creación de las bicicletas, los vehículos automotores y los aviones. Con el objetivo de poder almacenar más información, procesarla más rápido y predecir resultados es que creamos las computadoras, los procesadores y las inteligencias artificiales. Y con la intención de entretenernos y divertirnos es que creamos los juegos, videojuegos, películas, libros, y demás.

Es decir, toda tecnología nace de una necesidad humana o de una interpretación humana sobre el mundo. Por eso toda la tecnología está adaptada a nuestro cuerpo, a nuestro ser, y es un reflejo de nuestra propia humanidad. La única forma de enseñarle a una maquina algo, es enseñándole como si fuese un humano y creando componentes como si fuesen parte de nuestro ser, pues finalmente somos el único ser inteligente que conocemos y del que podemos aprender.

Por lo tanto, el internet, los videojuegos, las redes sociales, los celulares y la televisión, por mencionar algunas tecnologías, no son malas o buenas de por si, sino que se encargan de amplificar lo que cada uno de nosotros tiene por dentro. Si somos dispersos, violentos y asociales, por decir algo, estas tecnologías sin lugar a dudas amplificarán esas características inherentes y desencadenarán resultados negativos. Si por el contrario, somos enfocados, creativos, inquietos intelectualmente, estas tecnologías igualmente amplificarán nuestra esencia, con resultados muy positivos.

Esta es la razón, por la cual el documental de Netflix “Los dilemas de las redes sociales” menciona que el problema de fondo es que estás inteligencias artificiales, entrenadas por humanos para producir dinero más efectivamente, están sacando a la luz lo peor de nosotros mismos. Es como una amiga mía me dijo en estos días, es que el miedo en Facebook funciona muy bien como estrategia comercial, razón en parte por la cual, hay tanta “información” en las redes que sólo busca polarizar, encender emociones y generar terrorismo, porque le hemos enseñado al sistema y a nosotros mismos que esto produce resultados económicos.

Por lo tanto, el problema no es la tecnología por si misma, el problema somos nosotros, los humanos, en la forma en que la usamos y la forma en que la programamos para sacar lo peor de nosotros mismos. De esta forma, si comprendemos este hecho, podemos entonces prepararnos mejor a nosotros mismos y a nuestros hijos, para afrontar e interactuar con las tecnologías. Entre más nos conozcamos, más sabremos aprovechar las ventajas de la tecnología, minimizando los riesgos. Es como comprender que si alguien es alérgico a los perros, no puede estar cerca de ellos; o si alguien es obsesivo compulsivo, el alcohol no es una buena opción; o si alguien es adicto a la adrenalina y la emoción, los casinos no son una buena alternativa.

Conozcámosnos mejor para comprender como la tecnología, como prótesis antropológica que es, puede sacar lo mejor o lo peor de nosotros mismos. ¿Qué tecnología saca lo mejor y cual lo peor de nosotros? Compártenos tus opiniones y tus experiencias.


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Moción: Tecnología y Humanidad (Tiempos de asimilación).

Todo cambio requiere un proceso de ajuste para poder asimilarlo y medir los impactos y las consecuencias que ese cambio introduce. No obstante, en un mundo cada vez más tecnológico como el nuestro, los cambios se producen más y más rápido, sin dejarnos el tiempo necesario para asimilarlos adecuadamente, pero sobre todo, sin el tiempo para poder medir el impacto que tendrán en nuestras vidas y en el planeta en general.

Actualmente aún no hemos aprendido a manejar una tecnología y a comprender sus impactos, y ya hay una nueva tecnología que la reemplaza, volviéndola obsoleta. Y cada vez los tiempos son más cortos, así que cada vez nuestro conocimiento sobre las mismas son más limitados. Es decir, tenemos y usamos más tecnologías pero conocemos cada vez menos sobre sobre ellas y sus implicaciones.

Así como cuando se desarrolla una vacuna, que se necesita probar en diferentes personas, con diferentes condiciones de salud, y esperar unos tiempos prudentes (Años probablemente) para determinar que no haya implicaciones en la salud a corto, mediano o largo plazo, así debería operar el resto de las tecnologías, pero no es así.

Inventamos los aerosoles y sólo años después descubrimos que estaban causando la destrucción de la capa de ozono, razón por la cual tocó prohibirlos. Sólo ahora, cuando el planeta está saturado de plásticos, vemos las consecuencias de su uso, al comprender que no se degradan naturalmente o que tardarán millones de años en hacerlo. Usamos vehículos con energía no renovable y contaminantes, pero únicamente décadas después nos dimos cuenta de esto y sólo hasta ahora, estamos intentando migrarlos a tecnologías más limpias, sin saber si las consecuencias sean ya irreversibles. Y hemos implementado grandes extensiones para criar ganado, disminuyendo los bosques, creando más gases invernaderos y afectando nuestras dietas hasta niveles desconocidos en su totalidad aún.

Pero la historia continua. Hoy en día usamos celulares y los cargamos a todo lado con nosotros, usamos relojes o dispositivos inteligentes que nos monitorean todo el tiempo, contamos con redes 4G y 5G, usamos las redes sociales, compramos productos, usamos inteligencias artificiales y hacemos miles de cosas con ayuda de la tecnología que sentimos y creemos que nos están facilitando la vida, pero desconociendo si nos están destruyendo, porque no hemos tenido el tiempo suficiente para medir sus impactos y asimilar sus consecuencias.

Y todo por intereses económicos, porque retrasar un lanzamiento para estudiar sus consecuencias puede hacer que otros tengan la misma idea y la comercialicen primero. Porque hacer los productos obsoletos hace que la gente tenga que comprar de nuevo. Porque vender tecnología como “verde”, “Ecológica” o “Saludable”, aún sin estudios suficientes sobre el impacto, es más rentable. Y así, la lista continua, pero el trasfondo es el mismo… producir más ganancias para ser más ricos.

Desafortunadamente no hay salidas rápidas ni fáciles. No se trata de no usar tecnología y volver a tiempos antiguos. Se trata de ver como entre todos, al comprender esta realidad, buscamos alternativas para que como sociedad tengamos más tiempo para asimilar las tecnologías y sus impactos. Puede ser reduciendo los tiempos de obsolescencia, puede ser restringirnos de ser adaptadores tempranos de tecnologías que no tengan estudios suficientes sobre el impacto en las personas y en el planeta. Puede ser asumiendo la responsabilidad sobre las tecnologías y no delegando el estudio de sus impactos a otros.

Pero bueno, estas son sólo algunas ideas mías y lo importante es lo que ustedes piensan. ¿Cómo creen que podemos hacer para poder asimilar mejor las tecnologías y medir su impacto en la sociedad de forma anticipada? Quedo atento a sus aportes.


Pueden también ver el video:

Moción: Mentalidad vagabunda.

En estos días vi una charla de Gregorio Luri donde menciona que nuestra mente es vagabunda, término que me llamó muchísimo la atención, así que quise crear esta moción para compartir mis reflexiones sobre el tema.

Nuestra mentalidad es sin lugar a dudas vagabunda, pues cualquier nuevo estimulo en el ambiente nos desvía la atención de lo que estamos haciendo. Y ahora es probable que tengamos más estímulos que en tiempos pasados, lo que nos lleva a pensar que cada vez nuestra mentalidad es y será más vagabunda. Y luego nos estamos preguntando por qué nuestros hijos tienen problemas de concentración. Bueno, en parte porque los sobre estimulamos, pues desde bebes no tienen 3 juguetes sino que tienen 30.

El ser humano, como cualquier animal, vive en un estado de alerta permanente, revisando lo que pasa a su alrededor para lograr sobrevivir al entorno. Así pues, cuando se concentra en algo, reduce su campo sensorial para poder llevar a cabo la tarea, más sin embargo, nunca somos capaces de eliminar la percepción del ambiente por completo. Por lo tanto, nuestra mente siempre vaga entre la mirada concentrada y la mirada generalizada.

De esta forma hemos logrado sobrevivir por miles de años. Logramos concentrarnos lo suficiente para manejar un vehículo, sin desligarnos del ambiente, para reconocer a tiempo cualquier riesgo en el camino, que pueda venir por delante, por detrás y por los lados. En el mismo sentido, logramos caminar por la calle, incluso si estamos chateando por el celular, porque cierta parte de nuestro cerebro sigue revisando si hay objetos moviéndose a nuestro alrededor que puedan ponernos en peligro.

Ahora bien, aún si una oficina, por decir un ejemplo, es un lugar seguro, nuestra mente sigue teniendo esa misma lucha interna. Nos concentramos para hacer una tarea, pero de repente hay una alarma que nos indica que hay un nuevo correo electrónico, o que alguien nos está escribiendo por whatsapp, o que a alguien le gustó nuestra foto en Facebook o en Instagram, o que nuestro tweet está siendo retweetiado, lo cual activa nuestra mentalidad vagabunda natural y nos desconcentra de lo que estábamos haciendo.

Y entre más aplicaciones, programas, asuntos pendientes o intereses tengamos a nuestro alrededor, más dispersa y vagabunda será nuestra mente, pues más estímulos exteriores tendremos y más vagará nuestra concentración. Ahora bien, esta tendencia parece que no cambiará y cada vez tendremos más estímulos distractores a nuestro alrededor. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Lo primero es entender que todos tenemos mentalidad vagabunda, entonces la concentración no es un tema de inteligencia (Poder) sino un tema de voluntad (Querer). Y la voluntad no significa tener la capacidad para no distraerse, sino para volver a concentrarse inmediatamente. Es la capacidad de entrenar a nuestra mente para que regrese lo más pronto posible a un estado de concentración. Y en segunda medida, buscar espacios seguros y libres de distracciones para poder darle espacio a nuestra mente para que se concentre sin estar siendo alterada por el ambiente. De esta forma desarrollamos la voluntad de volver a concentrarnos frente a pocos estímulos y luego podemos ir aumentando los estímulos, en la medida en que aumenta nuestra voluntad.

Por lo tanto, si tienes el deseo de permanecer más tiempo en estado de concentración, te invito a que pongas en práctica los dos puntos anteriores y me cuentes los resultados. Y recuerda, eliminar los estímulos requiere una decisión física (Dejar el celular en silencio y en el cajón, por ejemplo) y una decisión mental para no estarlo buscando y viéndolo así no hayan sonado las alertas, porque el resultado sería peor. Es mejor ocuparse sólo de la distracción cuando aparece, que estar pre-ocupado pensando en la distracción que aún no ha sucedido.

Aceptemos nuestra mentalidad vagabunda, pues así somos, y desarrollemos nuestra voluntad para poner atención, aún a temas que no nos interesan.

También puedes ver el video de esta moción:

Moción: No hay respuestas técnicas para los problemas humanos.

En un mundo cada vez más tecnológico y con grandes avances científicos, tendemos a desear encontrar respuestas técnicas para nuestros problemas humanos. Es por esto que ahora abundan los libros, videos, audios y demás formas de comunicación que “venden” ideas como “Las 7 claves para ser felices”, “Los 3 pasos para ser exitosos”, “Manual paso a paso para educar a tus hijos”, “Los 10 mandamientos para una relación de pareja exitosa”, “Pierde 10 kilos en 1 semana”, etc., que venden la idea de que podemos sistematizar, reducir, simplificar y procedimentar el comportamiento humano, cuando toda la evidencia nos recuerda permanentemente lo contrario.

No existen fórmulas mágicas o recetas perfectas para los deseos humanos, por mucho que lo deseemos. Los seres humanos somos supremamente complejos y una mínima variación puede cambiar profundamente el resultado. Es por eso que incluso los hermanos gemelos se comportan de forma diferente. No importa que tengan los mismos genes, la misma familia, la misma alimentación, la misma educación, etc., en algún momento tendrán experiencias diferentes, conocerán personas diferentes, decidirán caminos diferentes, desembocando en que cada uno, por muy similares que sean físicamente, tendrá una personalidad y una vida muy diferente.

Si eso pasa en ese nivel, pues que podemos esperar de la sociedad en general, en donde todos tenemos ADN diferente y nuestra educación, formación, composición familiar, creencias, juicios, recursos, ambiente, amistades y millones de cosas más son diferentes. Es por eso, en gran medida, que los estudios científicos aportan pero no pueden ser concluyentes, porque para tener certeza de algo todos tendríamos que vivir, pensar, actuar y sentir exactamente lo mismo durante toda nuestra vida.

Por consiguiente, no hay dietas perfectas y aplicables a todos, no hay rutinas de ejercicios que respondan igual a todas las capacidades físicas y no hay recetas simples y perfectas para ser felices, exitosos, educar correctamente a los hijos, construir un mundo mejor, tener buenas relaciones de pareja, etc. Es por eso que mi libro se llama “Ética para un mundo viable” y no “Las 6 claves para un mundo viable”, porque si bien menciono algunas ideas sobre cómo podemos construir un mundo mejor, no es una receta, no es una fórmula, es más vale una invitación a que todos aportemos desde nuestras diferentes realidades. Claro, el segundo título sería más vendedor, pero no sería real.

Aceptemos entonces que no hay fórmulas mágicas ni herramientas técnicas que resuelvan los problemas humanos y emocionales. Lo único que podemos hacer es vivir, experimentar y aprender. Lo que me funciona a mi, puede que no le funcione a todos los demás. Y al revés. Pero si podemos compartir esas experiencias ajenas, para que nosotros mismos experimentemos y saquemos nuestras propias conclusiones.

No somos perfectos y homogéneos, ni tenemos que serlo. Y es por eso que estas mociones no son píldoras de sabiduría, no son fórmulas ni secretos, son solo una invitación al diálogo y a la reflexión, para que cada uno saque sus propias conclusiones, viva su propia realidad, elija su propia felicidad y aporte su grano de arena para construir un mundo en donde quepamos todos.

¿Que piensas tú?

Adicionalmente, puedes ver el video:

Moción: Mentalidad de escasez.

En la moción del día de hoy quiero hablarles sobre la mentalidad de escasez, aquella predisposición mental a prestar mayor atención a lo que nos falta o no tenemos, muy por encima de lo que tenemos, y cómo esta mentalidad puede estar afectando nuestras vidas.

En términos cotidianos, es el viejo dilema de si vemos el vaso medio vacío o medio lleno. Si tenemos una mentalidad de escasez, siempre estaremos viendo el vaso medio vacío, mientras que si tenemos una mentalidad de abundancia, siempre estaremos viendo el vaso medio lleno.

Esto significa que aquellas personas que tienen una predisposición a pensar en términos de escasez, ven la vida y todo lo que sucede en relación a lo que falta, no en relación a lo que hay. Son aquellas personas que cuando conocen a una posible pareja ven sólo los defectos y lo que no les gusta, en vez de resaltar los atributos positivos y que son de su agrado. Lo mismo les pasa con un nuevo trabajo, tienden a ver más lo que este nuevo trabajo no tiene en relación al anterior, en vez de enfocarse en las cosas adicionales o que si tiene de ventajas en relación al anterior.

Esto se similar a cuando las personas ganan en la lotería, más no el premio mayor. No ven los millones que se acaban de ganar, sino que sólo piensan en los millones que dejaron de ganarse por no haberle pegado al premio mayor. Y así frente a todos los sucesos de sus vidas, prestan mayor atención a lo que pudo ser, a lo que falta, a lo que no tienen, en vez de enfocar su atención a las cosas que si tienen, a lo que es.

Esta mentalidad es en parte responsable de la depresión. Nuestra mente no nos permite ver todas las cosas positivas que tenemos en nuestras vidas sino que se enfoca en lo negativo. No importa que tengamos una familia unida y amorosa, que tengamos un hogar, un trabajo y salud, si siempre estamos pensando por ejemplo, en que quisiéramos ganar más dinero para hacer otras cosas, nuestra mente no nos deja disfrutar lo que tenemos ni lo que hacemos, porque vivimos añorando lo que no tenemos, lo que nos falta.

¿Nos enfocamos en lo que tenemos, o en lo que nos hace falta?

Por el contrario, aquellos que tienen una predisposición mental a la abundancia, incluso en la escasez encuentran motivos para ser felices. No necesitan 100 amigos para ser felices, necesitan sólo unos pocos. No requieren de millones para disfrutar la vida, requieren sólo tener sus necesidades básicas satisfechas. Con lo que tienen, sea mucho o poco, se las ingenian para disfrutar la vida a plenitud, porque prestan más atención a lo que tienen, a lo que pueden hacer, a lo que está a su alcance y no a lo que les falta.

Por lo tanto, si queremos ser felices, es necesario que cambiemos nuestra predisposición mental de la escasez hacia la abundancia. Debemos aprender a valorar más lo que tenemos que lo que nos hace falta. Esto no es algo que lograremos cambiar de un día para otro, pero en la medida en que seamos más consientes sobre cómo nuestro cerebro funciona y a qué le pone más atención nuestra mente, más control tendremos para hacer una pausa y tomar la decisión de ajustar nuestra mirada, nuestra mente.

Finalmente, cuéntame cuál es tu mentalidad y/o en qué casos reconoces que tu mentalidad de escasez se activa con mayor frecuencia. Recuerda que entre más consiente seas de esto, más posibilidades tienes de cambiar tu mentalidad y tu vida.

VIDEO:

Moción: Nadie puede dar de lo que no tiene.

Hay una situación de la que no siempre somos conscientes y es que nadie puede dar de lo que no tiene. Y esto aplica en todos los aspectos de nuestra vida, a nivel financiero, religioso, emocional, corporativo, entre otros. Por lo tanto, entender esta realidad puede ayudarnos a mejorar nuestra vida y la de los demás.

Por ejemplo, a nivel financiero, si nuestras deudas superan nuestros ingresos, somos financieramente inviables. Puede que aguantemos por un tiempo, que logremos con préstamos solventar algunas situaciones, pero eventualmente, la deuda será inmanejable y perderemos todo lo que hemos construido. La solución puede ser reducir los gastos y/o aumentar los ingresos, para que al final logremos tener más ingresos que gastos. En esta situación, podemos dar de lo que tenemos, sin sacrificarnos a nosotros mismos.

A nivel personal y emocional, es lo mismo. Sólo si nos amamos y respetamos a nosotros mismos somos capaces de amar y respetar a otros. Depender de que otros me amen y me respeten para que yo lo pueda hacer, o para que yo me ame y me respete es como vivir de préstamos. Eventualmente los préstamos serán impagables. Por lo tanto, no podemos pedirle o exigirle a los demás que nos amen y nos respeten, si primero no nos amamos y respetamos a nosotros mismos. Debemos entonces construir primero nuestra autoestima, nuestro amor propio y nuestro auto respeto para poder estar dispuestos para dar amor y respeto a otros.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

Y en el ambiente corporativo pasa de la misma forma. Las empresas pueden crear y pagar las mejores campañas de publicidad, que si lo que ofrecen no es el reflejo de lo que son, eventualmente esa imagen fabricada es reemplazada por la imagen real. Por ejemplo, es como cuando uno está buscando un hotel y las fotos se ven fantásticas, pero los comentarios de los huéspedes son terribles. O cuando una empresa publicita que es líder en servicio, pero consistentemente en cada interacción con ellos, la experiencia de servicio es un fracaso total. En este sentido, las empresas pueden igualmente vivir de crédito publicitario sólo hasta que los clientes conozcan cómo son por dentro, y en ese momento puede que ya sea muy tarde. Por lo tanto, lo que “vendemos” hacia afuera sólo puede ser el resultado de lo que “somos” internamente.

Y así, en todos los aspectos de nuestra vida. Por lo tanto, si comprendemos esta situación, entenderemos que siempre el primer paso es trabajar hacia el interior para construir las bases que luego nos permitan dar de lo que ya tenemos. Y por consiguiente, entenderemos también que no podemos pedirle o exigirle a los demás que nos den algo que ellos no tienen. Pedir que la gente no sea violenta cuando es lo único que tienen, o que sean más educados cuando nunca han aprendido lo que esperamos de ellos, es como pedirle a alguien que se autodestruye con drogas y violencia que nos ame y respete, o como pedirle a un indigente que nos preste para construir nuestra casa.

Finalmente, si sólo podemos dar de lo que tenemos. ¿Qué tienes tú para darle al mundo? ¿Amor, respeto, tolerancia u odio, violencia y temor?

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Moción: Profecías autocumplidas

Nuestra vida no es otra cosa que una seria de profecías autocumplidas porque somos el resultado de las historias que nos contamos a nosotros mismos. Por lo tanto, la moción de hoy pretende invitarte a que crees mejores profecías para que tu historia sea el resultado de una planeación consiente y no producto del azar o de lo que la sociedad desea imponerte.

Por ejemplo, ciertas comidas no nos placen a la vista o al olfato, razón por la cual pensamos y decimos que no nos gustan, así nunca las hayamos probado. Y puede que pasemos toda la vida sin probarlas o puede que las probemos un poquito, y nuestra profecía se haga realidad porque de antemano le estamos mandando mensajes a nuestro cuerpo que no nos gusta. Por lo tanto, creamos una historia sobre algo que creemos no nos gusta, o no hacemos el mayor esfuerzo para intentar adquirir el gusto. De cualquier forma, la profecía se autocumple y nunca volvemos a consumir esos alimentos porque “no nos gustan”.

También nos pasa que ciertas cosas en la vida a las que no les ponemos la debida atención, cuando lo hacemos, se autocumplen. Por ejemplo, si alguien te dice un día “Uff, la ciudad está llena de huecos”, es probable que no sepas responder porque no lo has notado, pero de inmediato, apenas salgas a la calle, vas a empezar a mirar si hay huecos, y lo más probable es que caigas en todos porque los estás buscando, haciendo que la profecía se cumpla, reforzando la creencia de que en la ciudad hay muchos huecos.

Y esos dos ejemplos se pueden proyectar a toda nuestra vida y a todos los escenarios. Si nos dicen y creemos que somos inteligentes y dedicados, entonces estudiaremos mucho, lo que nos convertirá en alguien inteligente y dedicado. Por el contrario, si nos dicen y nosotros mismos nos decimos, que somos dispersos y flojos, entonces frente a cualquier tarea difícil nos rendiremos fácilmente, reforzando la profecía de que somos dispersos y flojos. Si creemos que tenemos un talento, trabajaremos ese talento y lo desarrollaremos hasta que la profecía se cumpla y seamos realmente buenos, mientras que por el contrario, si creemos que no tenemos talento, no trabajaremos en él, ni lo desarrollaremos, así que al final resultará que efectivamente no tenemos ese talento.

Es por esto que somos buenos en todo lo que consideramos que somos buenos, y somos malos en todo lo que creemos en lo que somos malos, porque todos los días nos reforzamos esas creencias y decidimos seguir practicando y desarrollando en lo que somos buenos, haciéndonos mejores, y desistimos de practicar y desarrollar en lo que no somos tan buenos, evitando que podamos mejorar. De esta forma, las historias y creencias que nos contamos a nosotros mismos, se vuelven nuestra propia historia, haciendo que nuestras profecías sobre nosotros mismos se cumplan.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

Por lo tanto, si quieres cambiar tu vida y forma de ser, empieza diciéndote mejores profecías sobre tu vida y sobre ti mismo, pues todo lo que te digas y te creas, se cumplirá. Si hay algo en lo que no eres muy bueno, piensa que lo eres y practica hasta serlo; Y si quieres alcanzar una meta pero no crees poder, mentalizate en que sí puedes y has todo lo que esté a tu alcance para lograrlo. Si lo crees, lo harás y lo conseguirás.

Y finalmente, cuando lo logres y puedas gestionar tu vida a tu antojo, entendiendo la importancia de las historias que tu mismo creas sobre ti, que te potencian o te limitan, podrás entonces comprender cómo tus historias sobre los demás también los afectan. Ten cuidado especialmente sobre lo que le dices a tus hijos o niños pequeños, pues esas historias y creencias marcarán su realidad hasta que sean capaces de moldear su propia historia.

Espero este mensaje te ayude a cambiar y mejorar tu vida, y ojalá quieras compartir tu experiencia, contándonos como tu creencia en ti mismo te limita o te potencia.

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Moción: La preocupación

En línea con mi anterior moción sobre el significado de la palabra “Expresión”, hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre el significado de la palabra “Preocupación” y el impacto que tiene en la forma en que abordamos la vida.

La preocupación, como lo expresa su etimología, no es otra cosa que una Pre-Ocupación, es decir que cuando nos preocupamos lo que hacemos es ocuparnos previa o anticipadamente. Por lo tanto, pasamos de un estado de ocupación presente a un estado de angustia debido a la incertidumbre del futuro o a una posibilidad negativa. Esto hace que olvidemos el presente debido al miedo del futuro.

Por consiguiente, si entendemos el origen de la palabra, podemos decidir si queremos vivir la vida Pre-Ocupados u Ocupados. Por ejemplo, muchos pueden sentirse afligidos por la falta de empleo o por el deseo de un mejor empleo. Frente a esta situación, hay dos formas de actuar: la primera es ocuparse de la situación, mandar hojas de vida, ampliar la red de contactos, tomar cursos de educación continua, crear una empresa y muchas cosas más que a corto, mediano o largo plazo traerán como resultado la consecución de un trabajo, o de un mejor; y la segunda opción es quedarse en el lamento, la angustia, el estrés y la preocupación, que a corto, mediano o largo plazo no traerán nada porque no te has ocupado de lo necesario, del presente.

De la misma forma, hoy en día estamos muy preocupados con lo que puede pasar a futuro debido a la pandemia del Covid-19. Y las opciones son las mismas: O te ocupas del presente, ajustas tus procesos, tus finanzas, tu forma de hacer negocios y te reinventas, entre muchas otras acciones; o te preocupas por el futuro, sin tomar las acciones necesarias para evitar cualquier resultado negativo, lo que por defecto funcionará como una profecía auto-cumplida.

Al final, cuando nos pre-ocupamos, los únicos resultados posibles son que nuestro miedo se haga realidad o que no pase nada, pero ninguno de esos resultados son el producto de nuestro actuar, son sólo el resultado de la suerte o el azar. Sólo ocupándonos en el presente, en lo que hoy podemos hacer, tenemos la posibilidad de hacer que el futuro que deseamos se dé como lo soñamos.

El futuro es el resultado de los pasos que das hoy, así que tú puedes elegir qué pasos dar y en qué dirección, dependiendo del futuro que deseas. Si sólo te preocupas, no estás caminando hacia ninguna dirección, así que cualquier resultado puede pasar.

Recuerda, es tú decisión vivir pre-ocupado y gobernado por tus miedos, inseguridades e incertidumbres, o decidir tomar acciones hoy para ocuparte de tu presente y así construir el futuro que deseas.

Por consiguiente, ¿Estás pre-ocupado o te estás ocupando de construir tu futuro ideal?

Los invito a que me cuenten qué acciones están realizando hoy para apropiarse de su propio destino.

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Moción: En defensa de los “tibios”.

En la moción de hoy, quiero hacer una defensa de los mal llamados “tibios”, aquellas personas que no se van a los extremos y que defienden una mirada más integradora, central y respetuosa. Por lo mismo, son tildados de tener pocas convicciones, posturas suaves y personalidad no definida. Pero esto a mi parecer, está lejos de la realidad, pues nada más difícil y retador que ser “tibio”.

En este mundo polarizado, globalizado y consumista, pareciese que la peor estrategia es ser “tibio”.

En mercadeo, si tu comercial es muy bueno o muy malo, ambas opciones tienen beneficios porque las personas hablan de tu producto y de tu comercial, está en la mente de los consumidores, y por lo tanto, lo peor que te puede pasar, es que sea normal, tibio, que pase desapercibido porque nadie lo recordará ni hablará de él.

En política es lo mismo, ser de izquierda o derecha vende y conquista votos porque es más fácil vender enemigos imaginarios, ofrecer soluciones simples y desviar el debate ideológico, manipulando las emociones. Al polarizar, las emociones son más profundas, especialmente el odio y la ira, así que movilizan más a las personas.

En redes sociales pasa igual, frente a cualquier tema, habrá personas que defiendan y ataquen, pero eso es lo importante, dar de qué hablar. Si no haces nada extremo, pasas desapercibido. En esos casos, es mejor pasar por “malo” y que muchas personas critiquen, porque con las vistas y los comentarios es que las personas reciben su sueldo.

Finalmente, con las pruebas psicológicas pasa lo mismo. Muchas de las pruebas te ponen una escala entre totalmente en desacuerdo y totalmente de acuerdo, y te recomiendan irte por un lado o por el otro, porque si siempre pones ni de acuerdo ni en desacuerdo, es que eres un “tibio” sin personalidad definida.

No obstante y pese a lo anterior, si queremos un mundo viable, respetuoso, abierto al debate, solidario, en paz y humano, son los “tibios” lo que lo harán posible. No hay otra opción. Sólo aquellos lo suficientemente valientes para buscar y promover lo bueno de ambos extremos y rechazar lo negativo, son los que nos permitirán reconciliarnos como sociedad.

Adicionalmente, son los de personalidad más fuerte y resistente porque se niegan a vender sus creencias y valores. Luchan a muerte en el medio, sabiendo que probablemente conseguirán menos votos, seguidores y/o compradores que los que se van a los extremos, pero deciden mantenerse “tibios” porque reconocen que es lo que realmente nos conviene como sociedad.

Por lo tanto, defiendo, agradezco y felicito a todos los “tibios” que trabajan día a día, buscando reconciliar los extremos de nuestra sociedad y crear un mundo mejor donde todos quepamos, aunque esto signifique tener menos votos, seguidores o dinero. Y los invito a todos a ser cada día más “tibios”, a ser mediadores, integradores y defensores de los derechos de todos.

Y te reto a hacer la prueba. ¿Qué es más fácil, juzgar el mundo desde tu visión de la realidad, o aceptar que otros pueden tener razón, estar dispuesto a escucharla e incluso a aceptarla, para poder construir una realidad que abarque ambas visiones? Te aseguro, juzgar es más fácil, por eso nuestra sociedad está cada vez más polarizada e intolerante.

¡Que vivan los tibios!

PD/ ¿Eres tibio? ¿Tienes la fortaleza para serlo? O ¿Quieres serlo? Entonces deja tu comentario o replica este mensaje diciéndolo en voz alta: Soy un tibio.

Moción: Las palabras hieren, sólo si lo permites.

Las palabras y el lenguaje tienen un gran poder sobre nuestras vidas porque determinan la forma en que pensamos sobre los demás y sobre nosotros mismos, entre muchas otras cosas. No obstante, este proceso se da interiormente, en nuestra comunicación con nosotros mismos, así que en la práctica, las únicas palabras que tienen poder, son las tuyas. Cada uno de nosotros es el protagonista y narrador de su propia vida, por lo tanto, la única historia que cuenta es la que nosotros creamos sobre nosotros mismos.

¿Quién determina qué es la felicidad, la belleza, el amor, lo aceptable y lo ideal? Cada uno de nosotros. Por lo tanto, ¿Qué importa lo que los demás piensen? En realidad, si así lo decides, nada. Lo único que realmente importa es lo que tú pienses de ti mismo.

Las personas pueden intentar herirte y hacerte sentir inferior, pero eres tú el que decide si te dejas herir y si te dejas afectar por lo que los demás dicen. Los seres humanos tendemos a decir nuestras opiniones sobre lo que consideramos real para nosotros, y tratamos de extender nuestra realidad a los demás, para sentir que pertenecemos. Damos juicios de valor sobre lo que consideramos bello, inteligente, ideal, etc., pero debes recordar que no es más que eso, una opinión sobre una realidad, pero no necesariamente tú tienes que estar de acuerdo con esa opinión y esa realidad.

Este tema siempre me recuerda la película “Amor ciego”, porque si tu estás enamorado, nada más importa. Las personas pueden decirte que la persona que amas no es bella, inteligente, amable, etc., pero si tú la vez hermosa, te reta intelectualmente y es amable contigo, eso lo único que debería importarte. Lo mismo pasa con tu autoestima. Si otras personas te dice que eres una persona fea, boba, no interesante, etc., es su opinión, pero si tú te sientes una persona hermosa, inteligente e interesante, las palabras de los demás no pueden herirte ni tocarte.

El problema surge cuando permitimos que las palabras de otros, sus opiniones y realidades, nos hieran y se conviertan en nuestra propia opinión y realidad. Si sólo te consideras una persona bella porque te lo dicen, o inteligente porque obtienes buenas calificaciones, o interesante porque muchas personas te rodean, estás permitiendo que tu felicidad, tu vida y tu historia sea contada por otros. Dejas de ser el narrador y protagonista de tu historia y te conviertes en el títere de los demás.

Por lo tanto, no permitas que las palabras de los demás te lastimen y evita intentar lastimar a los demás con tus palabras. Confía únicamente en la historia que tu mismo te cuentas y crea la mejor historia de ti mismo, una historia que te recuerde siempre que eres una persona maravillosa y única, y que tienes todo para ser feliz.